31 octubre 2012

Política y Medios/Por allá y por acá. Ayer y hoy en la disputa ideológica por la hegemonía en la comunicación social./Por Rubén. A. Liggera


Por allá y por acá. Ayer y hoy en la disputa ideológica por la hegemonía en la comunicación social.

Por Rubén Américo Liggera*
(para La Tecl@ Eñe)

“Hay que cuidarse de este diario. Ataca como partido y,
si uno le contesta, se defiende con la libertad de prensa”.
César Jaroslavsky

Los gobiernos democráticos y  populares latinoamericanos en esta última década han puesto en crisis la concepción misma de las democracias liberales. En efecto, luego de la restauración de fines del siglo XX, en esta nueva centuria han irrumpido en la escena política líderes con amplio respaldo popular que han interpelado al poder de las élites conservadoras.
Peyorativamente, se los considera “populistas” y practicantes de la “demagogia vocinglera” a los gobiernos democráticos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Argentina. Sin duda, porque son tumultuosos, porque dialogan sin intermediarios con las clases bajas y trabajadores, porque generalmente no se avienen a las “formas” tradicionales.

Así, ciertos sectores, ahora amenazados en su antiguo poderío,  anteponen la idea de “República” liberal, restringida y aristocratizante a la de las “Democracias populares”. Y por lo pronto, no han dejado de realizar campañas y operaciones de diverso tipo e intensidad contra estos gobiernos.
Paradójicamente, su principal aliado resulta ser “el cuarto poder”: la prensa. Fue imaginado para control de los otros tres: el ejecutivo, el legislativo y el judicial pero, sin embargo, desde hace mucho, no deja de ser un instrumento más de presión y de chantaje a favor de sus mandantes: el gran poder económico devenido en político. La prensa, entonces, ya no es libre, o como gustan autodefinirse, independiente (si acaso alguna vez lo fue), sino, por el contrario, que responde a los intereses del  capitalismo más concentrado. Y no solamente en nuestros países, considerados “bananeros” por subdesarrollados y dependientes, sino en el propio corazón del capitalismo: Inglaterra o los Estados Unidos.
Según Noam Chomsky [i], existen tres modelos de organización de medios de comunicación:1) el oligopolio de las grandes empresas, 2) el control estatal y 3) una política democrática de comunicaciones. En estos ensayos, se refiere a una propuesta de los obispos brasileños hacia finales de los ´80. Y ya por esos años Chomsky alertaba sobre el peligro que suponía la concentración de los medios de comunicación y observaba con atención al caso brasileño. Un valioso antecedente de lo que se fue gestando “por abajo” en estas tierras y culminó con los “Veintiún puntos básicos  por el derecho a la comunicación”, fundamentos de la ley que luego se aprobara en el Congreso de la Nación.
El tiempo ha demostrado que las hipótesis del lingüista y filósofo norteamericano eran correctas.
El primer modelo “reduce la participación democrática a cero” ya que no existen el control de la comunidad y sería lo “natural” para las democracias capitalistas, especialmente en los Estados Unidos; en el segundo, todo depende de cómo funcione el sistema político( el Muro de Berlín se derrumbaba por esos días; Cuba podría ser un ejemplo paradigmático en la actualidad) y el tercero “…está aún por probarse en la práctica; al igual que un sistema sociopolítico con participación popular significativa es asunto del futuro; una esperanza o un temor, según la valoración de cada uno del derecho del público a dar forma a sus propios asuntos”(Pág.41)
A pesar de haber sido escrito en 1989 y publicado por primera vez en español en 1992, estas observaciones acerca del comportamiento de los medios parecieran encontrar en América Latina y sobre todo en nuestro país, un teatro de operaciones concreto, posible de ser estudiado, monitoreado y aún, modificado.
A partir de la sanción de la Ley de Medios de Servicios Audiovisuales en el 2009 existe entonces una puja de poderes e intereses tendientes a conservar el status quo (el primer modelo descripto por Chomsky) o a instalar definitivamente nuevas  y más democráticas relaciones entre los medios masivos de comunicación y los sujetos con derecho a la información, o sea el pueblo (el tercer modelo, desarrollado como hipótesis).
Pero, simultáneamente y como condición necesaria, habrá que definir y concretar ideológicamente ese modelo de país que la haga posible.
Ya sabemos que aquella democracia  formal (o republicana de manual) sólo ha servido a intereses unas elites minoritarias, poseedoras del poder real y del ejercicio del gobierno para unos pocos. Democracias oligárquicas o plutocracias que a lo largo de la historia han sabido disciplinar a las sociedades recurriendo a métodos legales  y de los otros cuando fue necesario. Y siempre, la prensa fue un aliado indispensable para la formación  del “sentido común” o el “consenso” nacional. Para Argentina, estamos hablando de la patria agro exportadora, necesariamente litoral y portuaria, dedicada a la producción primaria, según el esquema imperial del siglo XIX. Un país para pocos, excluyente y por tanto, en algunos momentos explícitamente represor.
Ahora bien, cuando las demandas sociales son receptadas, cambia el sentido de las democracias. Si se escucha la voz de los postergados, ahora estamos ante sistemas que intentan realizar cambios a favor de las mayorías afectando intereses de los sectores tradicionales. Aparecen nuevas formas de acumulación de poder e inevitablemente comienzan los enfrentamientos de clases que habían sido acallados durante largos períodos. Son las democracias populares o “populismos”, quizás las revoluciones posibles en nuestro continente.
Es de suponer cuál será la posición que adoptarán los medios concentrados de comunicación que por otra parte, en el mundo capitalista y en Argentina,  hace ya tiempo han dejado de ser empresas de noticias para pasar a ser verdaderos oligopolios con actividades diversificadas.
“La única fuerza que consigue aglutinar una acción opositora son los medios, que se han transformado en el principal partido opositor. (Héctor) Magnetto es uno de los ejes de la acción opositora en la Argentina, incluso si él no actúa abiertamente en política. La acción opositora deriva hacia la acción social de los medios y estos sectores representan la única oposición creíble en este país”[ii], afirma Ernesto Laclau, al analizar la realidad latinoamericana luego del reciente y arrasador triunfo de Hugo Chávez en Venezuela y su paralelismo con nuestro país, donde hoy la oposición se encuentra atomizada y sin liderazgos visibles.
Sin dramatizar, el denominado 7-D (por 7 de diciembre,  fecha que estableció la Suprema Corte para que el grupo Clarín se adecue a la Ley), será una fecha clave para el desarrollo de nuestra democracia popular y nacional.
Una mayor diversidad de voces democratizará la utilización de los medios masivos de comunicación con la aparición de nuevos actores como universidades, gobiernos provinciales, sindicatos, municipalidades, comunidades originarias, villas, etc. al establecerse taxativamente el 33% para emisoras sin fines de lucro, otro tanto para empresas comerciales y otro idéntico para el propio Estado.
El caso argentino sería la avanzada de aquél futuro entrevisto por Noam Chomsky hace un poco más de dos décadas en el país del norte:”El concepto de la ´democratización de los medios de comunicación` está desprovisto de significado real en los términos del discurso político en estados Unidos. De hecho, la frase tiene connotaciones paradójicas, o incluso, vagamente subversivas. La participación ciudadana se consideraría una violación a la libertad de prensa, un atentado contra la independencia de los medios de comunicación que distorsionaría la misión emprendida de información al público sin temer a nada ni favorecer a nadie”(….) “De acuerdo con los conceptos prevalecientes en EE.UU, no existe violación a la Democracia si unas pocas grandes empresas controlan el sistema de información…”(…)”Si sucede que la libertad de persuadir está concentrada en pocas manos, debemos reconocer que ésa es la naturaleza de una sociedad libre”[iii] Luego continúa desarrollando el concepto de las “ilusiones necesarias” que da título al libro y refiere al permanente engaño a que los medios concentrados(y el poder) someten al pueblo para ejercer -según ellos-una necesaria y atenta vigilancia de la sociedad.
Pero el futuro es ahora: “Y aquí estamos, a días de saber si la democracia podrá, si tendrá la fuerza suficiente como para torcerles el brazo a las corporaciones. Y si sucede, si eso es lo que pasa, nadie sabe cómo será lo que viene. Porque será un momento nuevo, absolutamente original. Será la primera vez en la Argentina de los conglomerados mediáticos y del poder transnacional en que las instituciones habrán puesto en su lugar a los que siempre, desde hace 200 años, se vienen llevando puesta a la República”, afirma, esperanzada, la docente y conductora Mariana Moyano.[iv]
Los sistemas políticos concretos, con sus virtudes y sus contradicciones, dan contenido ideológico a la tensa disputa entre los intereses particulares, las democracias restringidas y la ampliación de ciudadanía que suponen las democracias populares y su lucha por la libertad.

*Periodista. Director del Suplemento Cultural del diario La Voz de Junín



[i] Chomsky Noam, Ilusiones Necesarias. Control del pensamiento en las sociedades democráticas, La Plata, Bs. As., 2007
[ii] Cibeira, Fernando. “ Los medios se han transformado en el principal partido opositor”, entrevista a Ernesto Laclau, Página/12, 14.10.12
[iii] Chomsky, Noam, Op.Cit., pp.30 y ss.(Las negritas son nuestras)
[iv] Moyano, Mariana. “Un momento nuevo”, Página 12/, Opinión, 24.10.12

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