Entrevista al juez Daniel
Rafecas, autor del ensayo “Historia de la solución final”
Por Jorge Boccanera
(para La Tecl@ Eñe)
El camino que va del
hostigamiento a las cámaras de gas instaladas en los campos de concentración
-con un saldo de seis millones de judíos asesinados- está jalonado por imágenes
de extrema crueldad: ejecuciones en masa, inanición planificada y otras formas
del exterminio.
En el libro Historia de la solución final, editado recientemente por el sello
Siglo XXI, el juez Daniel Rafecas analiza las etapas de este genocidio a manos
de la maquinaria nazi: un discurso antisemita, enfático y demencial sostenido
desde las armas –especialmente las SS- como desde una ingeniería burocrática.
Escrito con un lenguaje sostenido y ampliamente documentado, este ensayo
desglosa las fases que van a desembocar en la llamada Solución Final; es decir:
los distintos ajustes de la soga en la garganta de la víctima.
Esa horca que estuvo en manos de
Heinrich Himmler, el oficial que tuvo en sus manos el control total del
“aparato punitivo interno del régimen” por medio de las Escuadras de
Protección, y que fuera secundado por dos militares altamente eficaces en sus
labores de verdugos: Reinhard Heydrich (muerto en 1942 a manos de partisanos
checos) y Adolf Eichman (atrapado en Argentina y linchado en Israel en 1962). A
éste último, sindicado por algunos investigadores como el hombre que diseñó la
aniquilación de millones de personas, Rafecas lo ubica en su libro “en el
espinel burocrático Himmler-Heydrich-Müller-Ecihmann” encargado de dar una
“solución” al “problema judío. Todo, claro está, luego de “interpretar” el
punto de vista de Hitler, quien a inicios de 1939 ya decía en relación a los
judíos, frases como la que sigue: “esta plaga debe ser destruida”.
Aunque Ecihmann no ocupa un lugar
preminente en las páginas de Historia de
la solución final –teniendo en cuenta su responsabilidad como “especialista
en temas judíos” y los años que vivió en Argentina- el autor del ensayo lo
califica en las páginas de su libro de
“solícito”, y añade que siempre estuvo: “en el centro de la escena de las
sucesivas etapas por las que atravesó la Solución Final, y así sería hasta el
final”.
En el diálogo que sigue, Rafecas
aborda éste punto, como también la responsabilidad civil, el poder de los
jerarcas nazis, el furor jurídico dictando leyes que aumentaban día con día la
vulnerabilidad de los judíos, el papel de una burocrática destinada a
administrar el horror y la falta de ayuda internacional a las víctimas en el
momento preciso.
- ¿Participaron en las diferentes
etapas de la “solución final”, además de las Fuerzas Armadas y el Partido
Nacionalsocialista, sectores importantes de la sociedad civil, además de
industriales, intelectuales, religiosos, científicos?
- Mi impresión tras
investigar el tema en profundidad es que, en líneas generales, la etapa del
exterminio de los judíos europeos (fusilamientos en el este y campos de
exterminio) fue llevado adelante en estricto secreto, incluso respecto de
la sociedad alemana. De modo que es difícil trasladar
la "condena" por la Shoa a toda la sociedad civil alemana y
austriaca.
- En este sentido, usted habla
del “coro de juristas” que dieron su aval al Estado racista, abriendo paso a
una legislación dirigida a hostigar al judío...
- El aporte esencial de parte de
juristas e intelectuales al régimen nazi se dio sobre todo durante la primera
mitad de vigencia de la dictadura (1933-1939), allí fue cuando se los necesitó
para legitimar el desmantelamiento del Estado de derecho. Una vez iniciada
la guerra, el camino hacia el exterminio ya estaba allanado. Bastó con hacer
uso del Estado policial ya consolidado durante la etapa anterior.
- Si Hitler estaba a la cabeza
del exterminio, ¿qué papel jugaron en las etapas del genocidio y su
aceleración, otros jerarcas nazis como Goebbels, Hans Frank, Göring, Himmler?
- Todos ellos, a los que sumaría
a Reinhard Heydrich, cumplieron un papel esencial en la Solución Final,
dado que llevaron a la práctica la decisión de Hitler respecto de los judíos
europeos, y sirvieron de polea de transmisión entre el Führer y las
distintas burocracias estatales encargadas de su implementación.
- ¿Cómo lograron posicionarse las
SS (Escuadras de Protección) como fuerza
principal del aparato armado nazi y cuáles fueron las internas y disputas más
evidentes dentro de las Fuerzas Armadas del nazismo?
- A fuerza de intrigas y de un
manejo sumamente astuto de las circunstancias políticas y bélicas. En este
sentido, Heinrich Himmler no tenía rival en el entorno de Hitler. Si bien
había rivalidades e internas, ninguna de ellas tuvo incidencia en la Solución
Final. Corolario de ello fue la conferencia de Wansee, en donde todas las
burocracias reconocieron la primacía de una de ellas (las SS) respecto de la
"cuestión judía".
- ¿Hubo de parte de los judíos,
aparte de la insurrección de Varsovia, resistencia a las masacres, los
fusilamientos en masa, la deportación a los campos?
- Eso está explicado en el libro.
Me remito a la respuesta allí dada, que es compleja, con muchos aspectos a
tener en cuenta. (N. de R: Rafecas
expresa en su libro que los hechos de resistencia colectiva fueron “episodios”
aislados, y de judíos resignados; aunque admite enfrentamientos heroicos” que
surgieron tras la decisión del nazismo de implementar la solución final).
Diría como resumen que la combinación de terror y engaño que los nazis
aplicaron sobre los judíos resultó muy efectiva para su paralización durante
todas las etapas que terminaron en los campos de exterminio.
- Su ensayo habla de indiferencia a
nivel internacional ante los desmanes del nazismo contra los judíos (la
conferencia de Evian, por ejemplo) y señala que Occidente “actuó movido por
intereses mezquinos”...
- En efecto, frente a un
colectivo social en grave peligro, que bien podía haber sido evacuado y puesto
a salvo, se le dio prioridad a cálculos mezquinos de corto plazo, en términos
electoralistas, y a prejuicios que llevaban a considerarlos "inasimilables"
y rótulos por el estilo.
- En ese sentido, Argentina fue una
de los países que rechazaron barcos llenos de judíos que huían del régimen
nazi...
- Al igual que el resto de
Latinoamérica, era una política inmigratoria común a toda la región…
- En el reverso de esa realidad,
hubieron personas que lograron salvar muchas vidas: usted cita a un diplomático
chino que logró que 18 mil refugiados pudieran llegar a Shangai...
- Sí, se trató de iniciativas
individuales de algunos cónsules y embajadores que aprovechaban algún resquicio
de su legislación para salvar vidas, todos ellos fueron reconocidos como Justos
entre las Naciones por Yad Vashem.
- El nombre de Eichman resuena en
Argentina –donde se escondió por años hasta ser detenido por un comando
israelí- y sobre él se han escrito numerosos libros en los que se subraya su
protagonismo criminal en el proceso de aniquilación. En su ensayo aparece
ocupando un lugar secundario -un burócrata “solícito” con gran capacidad de
trabajo-, ¿cuál fue para usted su grado de responsabilidad?
- El Obersturmbannführer (Teniente
Coronel) de las SS Adolf Eichmann, cabeza del Departamento IV-b-4 de Asuntos
Judíos de la Oficina Principal de Seguridad del Reich (RSHA) que dependía de
las SS, tuvo un rol protagónico en todas y cada una de las etapas de la
Solución Final. Eichmann aparece participando activamente en todas esas etapas.
Lo que sucede es que él dependía en la toma de decisiones de sus superiores
(Hartl, Müller, Heydrich y Himmler, de abajo hacia arriba por la cadena de mandos)
y era más que nada alguien muy eficiente en el cumplimiento de órdenes y
directivas muy complejas, en torno a los asuntos judíos en toda la Europa
ocupada.
- ¿De qué modo se fue conformando,
en paralelo a la maquinaria bélica, ese enorme aparato burocrático que sustentó
al régimen?
- Fue un trabajo paso a paso que
fueron elaborando Himmler y Heydrich. En especial, en concentrar en una sola
superestructura todas las dependencias que fue absorbiendo paulatinamente las
SS a expensas de otras burocracias. La RSHA (Oficina Principal de Seguridad del
Reich, creada en 1939) fue el máximo exponente de esta dinámica burocrática
centrífuga.
- ¿Fue una herramienta importante
del aparataje nazi el discurso altisonante y patriotero, con el que se trató de
validar y dar base argumental a las matanzas?
- Sólo en parte. Sirvieron más
que nada para el Ejército. Para los burócratas, fueron necesarios otros
discursos, más refinados (raciales, criminológicos, biológicos, etc., es decir,
supuestamente "científicos").
- Tanto en los discursos como en
el papelerío administrativo, hay una apelación al eufemismo, tal como sucedió
en la dictadura argentina de 1976; frases como “enemigo interno”,
“deportación”, “traslados”, “soluciones eficaces”, etc.
- Éste es un fenómeno característico
de los procesos genocidas. Los tenemos también en el genocidio de los armenios,
y en la dictadura militar argentina. Va de la mano con la lógica de
las matanzas administrativas, a través del empleo de burócratas, lo que Hannah
Arendt denominó la banalidad del Mal.
- Algunos analistas del nazismo
hablan de la reunión de Wannsee, en 1942, como la instancia crucial en la
decisión de la “solución final”. Usted habla, en cambio, de una reunión para
repartir responsabilidades y mostrar la supremacía de las SS en el tema. ¿Qué
incidencia tuvo esta reunión en un año en que ya estaba llevándose a cabo el
genocidio?
- Como se sostiene en el libro,
la importancia de Wansee fue relativa. Hubiese sido más importante de haberse
concretado el "Plan Siberia" (N
de R: Los nazis daban por descontado el derrumbe de la Unión Soviética, y la
conquista de esos territorios. Y en ese
contexto idearon, inspirados en el genocidio Armenio, un plan para deportar a
todos los judíos europeos a las estepas siberianas. Este plan se conoció como
El plan Siberia: los nazis pensaban deportar masivamente a los judíos europeos
a las estepas siberianas para que allí perecieran de hambre y frío) Pero
ello nunca se concretó, y Wansee perdió entonces trascendencia real.
- Usted rebate la idea un tanto
primaria y generalizada de que el frío en suelo ruso fue el factor
determinante para que Alemania perdiera la guerra...
- No fue el frío quien frenó y
puso a la retirada a la Wehrmacht en diciembre de 1941, sino el ejército
soviético a un costo de cientos de miles de vidas. El frío incidió sin dudas,
pero el factor determinante fue la determinación soviética en la defensa de
Moscú.
- ¿Cómo caracterizaría la
personalidad de Hitler, teniendo en cuenta su concentración de poder, se exaltación
enfermiza del conflicto, su confianza desmedida, sus decisiones apresuradas,
sus graves errores como estratega?
- Como un megalómano y un tirano,
que creía que estaba predestinado por "la providencia" a llevar
a Alemania y a la raza aria a la supremacía mundial...
Entrevista realizada por Jorge Boccanera para La Tecl@ Eñe
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