28 febrero 2011

La Columna Grande/El Crimen de la Paz/Alfredo Grande

EL CRIMEN DE LA PAZ

por Alfredo Grande
(Especial para La Tecl@ Eñe)

“al que madruga, Dios lo ayuda. Pero tiene que ser de clase media alta” (aforismo implicado)

“Junto a Jorge Arredondo y Fabián Naistat realizamos un informe especial sobre contaminación ambiental en parte del conurbano bonaerense, en el partido de La matanza: La localidad de González Catán.Allí, los vecinos padecen numerosas enfermedades e incluso ha habido muertes debido a la contaminación del medio ambiente provocada por el relleno sanitario instalado en la ciudad. Responsabilizan a la Ceamse (Coordinación Ecológica del Área Metropolitana Sociedad del Estado), mientras los gobiernos municipal, provincial y nacional hacen oídos sordos a sus reclamos.Este llamado complejo ambiental se creó durante la dictadura en 1977. Hoy recibe por mes unas 64 mil toneladas de basura y estiman que a diario son unas 2100 toneladas. Consultamos a Celia Frutos y Graciela Degano integrantes de la ONG Vecinos autoconvocados sin partidismo políticos contra la CEAMSE de Gonzalez Catán.Cabe destacar informes de medios de prensa alternativos como Anred y varios blog de los que tomé prestadas algunas fotos (cito fuente), entre otros que vienen siguiendo este preocupante tema.” (agencia de Noticias John Reed)

“Para muestra basta un botón”. Refranero que, por rara excepción, no es represor. Ese botón no es otra cosa que un analizador. Entendiendo por tal todo artificio (simbólico, mecánico, vincular, electrónico) que nos permita intuir la esencia desde la apariencia. En este caso, cuando podemos construir un dispositivo analizador, las apariencias no engañan. O al menos, no engañan todo el tiempo. Si entre apariencia y esencia no hubiera distancia, entonces tampoco habría ciencia. Lo esencial es invisible a los ojos, como nos decía el principito, pero también a toda forma de racionalidad. Y muy especialmente, la racionalidad descubridora. El pasaje del ideal a la idealización es peligroso. La idealización de la paz impide señalar, criticar, cuestionar, aquellas circunstancias que en realidad interpelan la misma sustancia de la paz. Si la polaridad de la paz es la guerra, si los crímenes sólo son de la guerra, al decir de Tolstoi y Alberdi, los tratados de paz pueden tomarse, a mi criterio, como sinónimos de justicia, bienestar, felicidad. Es una atracción fatal, sin dudas. Como dije, en toda cultura no represora, la excepción no confirma la regla, sino que la interpela. Esa es mi idea: interpelar la idea de que toda paz es mejor que toda guerra. En la paz los enemigos no desaparecen, apenas quedan mejor camuflados. Operación blanqueo de tantos conversos, incluso de los amantes de las dictaduras, incluso de los novios del liberalismo. Si es cierto que “hecha la ley, hecha la trampa”, también podríamos decir que: “hecha la paz, vienen más trampas”. La polaridad “democracia-dictadura” contribuyó a sostener la idealización. Los males de la dictadura se curaban con democracia. Ahora bien: quizá sea cruel decir que cada pueblo tiene la democracia que se merece. La generación de los 70, al menos los más combativos, no derramaron sangre por la democracia, sino por la patria socialista. Que no es lo mismo, que no es igual. Lo democrático es una organización que incluye lógicas contradictorias, incluso incompatibles. Pensemos en estos tiempos la presencia dentro del Titanic democrático de los espectros y fantasmas del fascismo, junto a las victimas del gatillo fácil. Digamos las cosas más directamente: la democracia es la coartada legal del capitalismo. Por lo tanto, no se trata de más democracia, sino apenas de mejor democracia. Y no es lo mismo calidad que cantidad.
La marcha de los chicos del pueblo para denunciar el crimen del hambre, es mucho más democrática que una sesión en diputados. La marcha por la masacre de Cromagnon, que todos los 30 de cada mes familiares, sobrevivientes y amigos realizamos, es mucho más democrática que un decreto de necesidad y urgencia. Las fábricas recuperadas, todas las fábricas, no solamente las cercanas al ejecutivo, son más democráticas que todas las conciliaciones obligatorias. A menos que alguno crea que “preso Pedraza, se acabó la burocracia”. Por eso en la paz, se cometen crímenes de lesa humanidad. Los basurales a cielo abierto, la contaminación monstruosa de las mineras, la trata de mujeres, niñas y niños para explotación laboral, sexual o ambas, no hablan de ninguna paz. Apenas de que las guerras ahora crean territorios inclusivos, se meten para el adentro del entramado social, y son la continuación de las dictaduras por otros medios. El paco es más eficaz que una 9 milímetros. Mata más, mata siempre, e incluso las víctimas piden consumirlo. La bonaerense sigue firme contra el pueblo y la metropolitana de la reina del plata se hace la simpática.
De lo que se trata entonces, es de la justicia. Sin justicia, no hay paz: hay tregua.

*Médico Psiquiátra, Psicoanalista y Cooperativista-Presidente honorario de Atico Cooperativa de Salud Mental

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