21 octubre 2008

El Damero/ De Hegel a Heller - Por Alfredo Grande



Hace pocos días fue presentado el Partido Solidario. En ocasión de la última elección a Jefe de Gobierno, escribí este artículo donde cuestionaba la alianza con el ibarrismo.
Las consideraciones me parecen actuales y son aplicables a la conformación de este nuevo partido. El significante “solidario” me parece un triunfo de la cultura represora, que hace sinergia con el concepto de “reducción de daños”. La solidaridad pasa de ser un dispositivo ético y político para terminar siendo la mejor constante de ajuste de un sistema injusto y perverso. La peor constante de ajuste es el delito y una intermedia es el azar. Por lo tanto en los tiempos del capitalismo serio, la única solidaridad que entiendo necesaria es entre los compañeros de la izquierda que no resigne su condición clasista y revolucionaria. Lamentablemente, no pocas veces esa actitud no solidaria conduce al sectarismo y al macarteo en el propio campo popular. El ibarrismo es la metáfora más cruel de lo anti solidario, y tuvo el aval implícito y explícito de muchos sectores del kirchenerismo. Imposible que el solidario real puede ser convocado desde sectores que han hecho militancia activa de la anti solidaridad. Carlos Heller, Presidente del Bamncpo Credicoop, la banca solidaria, tiene una trayectoria que le permite ocupar espacios en la política que no estén cercanos a figuras que son emblemáticas de lo anti solidario. En ese sentido, creo que este artículo tiene vigencia y que es necesario que sea publicado. Hasta el momento, solo circuló por entre grupos de militantes, amigos y compañeros del campo popular.

Octubre de 2008

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De Hegel a Heller:
hay que endurecerse sin perder la tarjeta cabal.

Por Alfredo Grande
(para La Tecl@ Eñe )


En la cultura no represora, uno es esclavo de su silencio y dueño de sus palabras. Aforismo Implicado

¿Cómo se conquista a una Reina del Plata? No es lo mismo que una Reina de la Plata pero se le parece. Las próximas elecciones en Buenos Aires pronostican malos desaires, entre los cuales no es menor, al menos para mí, la ausencia de una izquierda consistente que diga: acá estamos, hasta el recuento de votos siempre. Después del recuento, el siempre se diluirá hasta un “quizás nunca”. Para combatir, con prisa y con muy pequeñas pausas a la cultura represora, pueden hacerse muchas cosas. “Todos los medios, incluso los legales” al decir de Lenin. Muchas cosas, menos intentar competir con los mecanismos de la derecha. Uno de los más conocidos: culto a lo instantáneo. Un asadito define una posible alianza electoral, choricito mas, morcillita menos. En la búsqueda sin fin de una cultura no represora, la mejor cuña siempre es la del mismo palo. En mi caso, el palo cooperativo. Hace 21 años fundé una cooperativa de trabajo[1] Por lo tanto, en este trabajo pretendo abrir una polémica con relación a una nota publicada en la revista VEINTITRES del 25 de Enero al compañero Carlos Heller. Un aforismo implicado dice: “hay que hablar de la soga en la casa del ahorcado”. En este caso la soga es dicha nota, ya que no fue desmentida. En la tapa anuncia: “la paradoja del banquero guevarista”. A lo largo de la misma, queda establecido que no hay contradicción entre los dos términos. En realidad, si hay un banquero vaticano, ¿Por qué no uno guevarista?. Afirmando los dichos, se menciona que el CHE también fue banquero porque dirigió el Banco Nacional de Cuba en 1959. Es difícil discriminar, por la forma en que está redactada la nota, los dichos de Carlos Heller de los entremeses del periodista Gustavo Cirelli, autor de la nota.



Pero aquello que me parece importante discutir es que la palabra izquierda no puede ser invocada en vano. Todos sabemos el origen de los bancos cooperativos y reconozco el singular mérito que tiene haber sobrevivido a la reforma criminal de Martinez de Hoz (hoz sin martillo, naturalmente). El significante izquierda es una cuestión de la cultura de la resistencia a todos los modos (más serios, más salvajes, más grotescos, más aburridos) de la explotación capitalista. En su origen el cooperativismo fue anti capitalista, no toleraba ninguna coexistencia. Es mucho más importante que estar afiliado a un partido determinado (en el caso de la curiosidad del periodista, hace referencia al comunista) Un partido que estuvo perseguido por diferentes macartismos, algunos en intermezzos democráticos, no puede poner su padrón al alcance de un “veraz” partidario. Lo que me parece grave es que Heller aclara que “a ningún partido”. Me parece que uno de los problemas actuales es ese. La democracia ha destruido a los partidos políticos. Incuso el gobernante, es un Frente para la Victoria, nombre por cierto ganador. Mas allá del fraude para la victoria, en la elección donde dos afiliados al mismo partido se presentan en listas separadas. Cuando lo interno se hace externo, entremos en la pornografía política. Ya sabemos que entre bueyes, cualquier cosa menos cornadas. La dictadura prohibió la actividad partidaria. Actualmente, no está prohibida, pero a nadie le importa. Al menos que alguien piense que puede recrearse con Lopez Murphy. Ser de izquierda hoy es debatir y luchas en los colectivos revolucionarios, contra todas las formas de represión, desde la económica hasta la sexual. Pero también señalar que la destrucción de los partidos políticos no es un avance hacia la democracia directa, sino hacia la dictadura de las mega corporaciones de comunicación. La izquierda no puede aliarse con la muerte, tampoco con la de los partidos políticos. . Por eso lo que más preocupa no es la discusión sobre banqueros guevaristas sí o no. O porque Alegre (que se quedó triste)y Heller perdieron la presidencia y vicepresidencia de Boca en manos y pezuñas de Macri. Y para peor, en el mismo momento que Alfredo Bravo se postulaba como presidente de River. Si hubiera triunfado y un socialista era presidente del eterno rival, yo por socialista y por bostero hubiera enloquecido para siempre. Carlos Heller es un hombre de la izquierda. De cual de ellas, es un tema controversial. Para Altamira, no hay contradicción: es un capitalista financiero. Para Aldo Abram, no hay contradicción: preside un banco cooperativo por lo tanto es de izquierda. Pareciera que no se quiere encontrar la contradicción, a pesar que no puede no haberla. La contradicción ya no tiene buena prensa. En cambio, es fundamental que sea transparente. Lo que me interesa es de que tipo de contradicción estamos hablando: lógica o dialéctica. Idealista o concreta. ¿Es serio hablar como plantea el artículo de una “revolución a plazo fijo”. Si la derecha es un delirio eterno, la izquierda solo puede transitar el pensamiento crítico. Siempre he dicho que muchos cooperativistas son pequeños burgueses sin plata. Y también grandes burgueses con plata. En el arco iris cooperativo, hay espacios para todos los colores. Una izquierda cooperativa es posible, incluso necesaria. Tal vez sea Carlos Heller un dirigente de primer nivel de esa izquierda. Como lo es Héctor Polino. Y Julio Gambina.[2] Y tantos otros que dialectizan la contradicción entre las organizaciones cooperativas y el modo de producción capitalista. Contradicción que no transita en silencio y que muchas veces estalla, y no solamente el diciembre del 2001. Lo que sucede es que el universo cooperativo es brutalmente heterogéneo. Sigamos hablando de la soga. Pequeñas cooperativas de trabajo, incluso grupos pre cooperativos, no son comparables en su funcionamiento con estructuras de mas de 400 obreros como FASINPAT (la fábrica recuperada ex - Zanon) o el B.A.U.E.N .Sin embargo, en estas organizaciones no hay empleados, todos son asociados. En otras formas de cooperativas (prestación de servicios, por ejemplo) hay empleados. Y están las cooperativas “pret a porter” especialmente en construcción. Por eso decir que el cooperativismo, así, en general, es de izquierda, es simplemente falso. Peligrosamente falso. Lo que es cierto es que el cooperativismo se lo encaja, “por la razón o por la fuerza”, al espacio del progresismo. Y siguiendo una idea de Slavoj Zizek[3], diría que la única forma de ser socialista en general es ser progresista. Y el progresismo tiene una atracción fatal por el cooperativismo. Un progresista hace un per saltum político cultural en el debate entre el trotskismo, el comunismo, el anarquismo, el piqueterismo, la lucha guerrillera. Incluso puede creer, más o menos sinceramente, que son debates anquilosados, que solo son concebibles en un hombre nuevo con alzheimer. Ser socialista en general significa para mí la negación absoluta de la lucha de clases Plantear, por ejemplo, una ciudad para todos. Para villeros y para “torreros” (ciudadanos de las villas y ciudadanos de las torres) Lo que es para todos es una forma encubierta de decir para algunos, algunos pocos. Recordar como quedan redactados “los derechos de los animales” al final de la revolución en la granja: “todos los animales son iguales, pero algunos animales son mas iguales que otros” [4] No entiendo una política de izquierda que no sea una política de clase. Puede haber izquierdas peronistas, cristianas, comunistas, anarquistas, trotskistas. Pero al definir la identidad principal como de izquierda, ya estoy diciendo que la lucha es contra toda forma de explotación, y en este momento histórico la explotación es explotación capitalista, nacional, transnacional o planetaria. Por eso no hay peor capitalismo que el capitalismo serio, y cuanto más serio más peligroso.

Porque la seriedad es más creíble que la joda. Y cuando te la creíste, te embocaron. Había en la antigüedad de mi niñez el juego del serio. Dos personas se miraban fijo y el que reía primero, perdía. La cara de piedra, (que actualmente siempre se acompaña por las manos de goma), era premiada. El juego sigue pero se denomina “lo políticamente correcto”. Pero no apartemos la mirada de la soga y por que pienso que podemos ahorcarnos. No creo que somos como aquellos con quienes andamos. Pero conviene ser prudente. La figura de Floreal Gorini, un dirigente comunista y cooperativista del cual creo que todos estamos orgullosos, no puede mencionarse simultáneamente con una posible alianza con Aníbal Ibarra.[5] No quiero debatir los mecanismos de la destitución, porque son otra soga de la casa de otro ahorcado. La masacre de 200 personas, producto de una sumatoria salvaje de omisiones, errores, delitos, etc., puede habilitar muchas cosas. Incluso un retiro para meditar en las cumbres heladas del Himalaya, después de todo el abominable hombre de las nieves puede entender perfectamente cualquier abominación. Pero sostener que al ser la intención de voto de Aníbal Ibarra en Capital alta puede ameritar una alianza, no es oportunidad histórica, sino oportunismo. Obviamente Ibarra no deseó la masacre. Lo grave es que no pudo impedirla, y producida, no le puso el cuerpo. Mas bien le estuvo esquivando todo el tiempo a la jeringa. Y la escala del daño fue exponencial. Ibarra termina siendo el hecho maldito del país progresista. No hagamos macartismo de izquierda acusando a los que así pensamos que de esta forma llegará Macri, (se acuerdan, presidente de Boca que le ganó a Heller), a ser Jefe de Gobierno. En Cromagnon murieron, y de una forma espantosa, mas que en el atentado terrorista de Atocha. ¿Se acuerdan del discurso de Ibarra para enjuiciar a Grosso por la escuela shopping? No hagamos una elección shopping, donde buscamos primeras, segundas y terceras marcas. Pero si Heller va con Filmus, al cual todavía no lo “grabus” y si los socialistas apoyan a Telerman (al que algunos llaman Spyderman por la velocidad para tejer redes) ¿quien podrá socorrernos? Nos volvimos todos serios. Pero no demasiado. Para enfrentar a la derecha, y además derrotarla, hubiera sido necesario un espacio político y cultural que estuviera alejado de la hegemonía K, del oportunismo T y de la codicia I. No solamente luchar por el hombre nuevo, sino por nuevos hombres y por más nuevas mujeres. Porque tenemos que construir una izquierda no gubernamental (las ING), ya que todo gobierno, especialmente en su ansia de perpetuación, termina siendo reinado, de baja, mediana o alta intensidad. Lo que la Izquierda debe poner en el debate cultural es la figura del parlamentario, del lugar de discusión de las cosas públicas, del ágora, de la plaza. De la legitimidad que permite la construcción de leyes populares. La alucinación de un balotaje que nuevamente deje a Macri afuera, es una negación de que la fuerza de la primera vuelta es conseguir legisladores de y para el pueblo[6]. Una ING coherente consistente y creíble permitiría un parlamento enemigo de cualquier sueño afrancesado de “epater a luis XIV” Se reían de Menem y la ferrari, pero todos quieren el “Ejecutivo”. Poder, claro está. ¿Legislador? Bien gracias, los 29 comemos ñoquis. Tampoco es seguro cuantos votos hubiera perdido y cuantos hubiera ganado una postulación como legislador. Tampoco entiendo como hace Bonasso para saber como pienso[7]. Ni siquiera yo mismo lo sé, por lo tanto la sentencia de los afiches no puede ser correcta. De lo que estoy seguro es que el militante de izquierda no es ganado, y yo siendo cooperativista, poseedor de la tarjeta cabal, incluso afiliado a previsol, no puedo aceptar el cultivo de hegemonías o de impunidades. Ignorar la masacre de cromagnon es sumarse a las políticas de eliminación de residuos humanos,[8] entre las cuales hay que incluir los accidentes de tránsito, la acción criminal de los patovicas, la contaminación de suelo, agua y aire, la represión policial reciente, pasada y futura, la ausencia de radares[9], etc. Que eficiente es la derecha cuando administra aeropuertos. Pero inseguridad sólo es lo que la derecha define como inseguridad Radares, abstenerse. No es dibujando costos de vida como se logra seriedad y mucho menos felicidad en el consumidor contrariado. Quizá este trabajo sea por que estoy amargo, pero no como el mate. Mi mate está amargado porque creo que la convicción de la izquierda no puede sucumbir ante la certeza de la derecha. Y que la unión en la diversidad[10] nada tiene que ver con la unidad con algunas de las hegemonías que van haciendo turno para pasar al frente. No pocas veces la unidad es encubridora, hasta llegar al mayor nivel de mistificación que Freud denomina masas artificiales. Son estas masas artificiales las que cristalizan la dialéctica, tan denostada por actuales corrientes de pensamiento progre. Pero entre el borde del idealismo y el materialismo, pienso que solo el trabajo de lo negativo puede subvertir el orden represor que nos extermina. Negatividad ante la represión que no es otra cosa que la plena positividad frente a lo reprimido: el deseo. Estoy convencido que la izquierda también es deseada. Y que la construcción de los deseos colectivos es una de las pocas garantías de los mundos posibles. Por último: finalizar la nota sobre Heller con el pensamiento vivo de Guillermo Coppola ya me parece una provocación. Quizá toda la nota de Veintitrés no sea mas que eso. Una inmensa maquinaria provocadora y macartista, que este trabajo pretende denunciar.
Los molinos de la derecha no pueden llevar el agua a los de la izquierda. Es otro nunca más que tenemos que endurecernos para sostener. Ahora y siempre.
Mirta Narosky

Octubre de 2008

[1] ATICO fundada el 1 de mayo de 1986 presidida actualmente por la Lic. Susana Gerzsenson.
[2] Incluir a Omar López en esta mención me parece justo y necesario. Incluirlo a Alfredo Grande es más complicado.
[3] La Revolución Blanda. Atuel. Parusia 2004: “hoy la única manera de ser capitalista en general es ser un demócrata social de la tercera via” (pagina 59)
[4] Orwell, George. Rebelión en la Granja.
[5] Se puede leer en http://www.lospiblesdecromagnon.org.ar/ mi nota: “Los códigos de ibarras”
[6] Un botón para la muestra: Héctor Bidonde.
[7] Un aviso en la campaña electoral decía: Bonasso piensa como Ud.
[8] Bauman, Zygmunt. Vidas Desperdiciadas. Pailón, Estado y Sociedad.
[9] Lamentablemente, hoy se recorta Carlos Fuentealba.
[10] En mi columna radial en el programa Mate Amargo hablamos con Omar Lopez del tema de la unión y de la unidad.

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