31 agosto 2007

Editorial

Santa Cruz: Derechos Humanos e identidad Argentina



Ilustración: Rodrigo Crespo Vides


Otra vez el Sur de la República Argentina arde. Santa Cruz, en esta oportunidad. El pasado 14 de Agosto el ex funcionario kirchnerista Daniel Varizat, un hombre de la política, no pudo evitar una manifestación de trabajadores, entró en pánico (no tendría a mano su Paroxetina y Rivotril), y embistió contra la marcha con su lujosa 4x4, mandando a una veintena de manifestantes al hospital. Pobre: dijo que se le escapó el freno. Sí, el freno que regula una de las pulsiones más primitivas del ser humano: la de matar. Dijo también que temió por su vida; temió que lo matara un pueblo que viene reclamando en paz por una justicia independiente del poder central de la Nación; un pueblo que no quiere ser gobernado por un patrón de estancia, y se revela ante el encarcelamiento y represión de los trabajadores que luchan contra la impunidad de los negocios y el dinero (vale recordar que Santa Cruz sigue militarizada) Un pueblo que reclama por su salario - ya sabemos que vivir en el Sur es duro y muy caro -, y por el respeto global de los Derechos Humanos. Digo: ¿Varizat, será un asesino en potencia, por lo cual deberá ser juzgado como un reo común, o será un paranoide que teme por su vida y ve posibles asesinos en manifestaciones que no puede sortear, por lo que entonces deberá ser internado en un neuropsiquiátrico, como ocurrió con el presunto camionero magnicida. Esto implicaría algo más que Paroxetina y Rivotril, ¿no?.
Pero centrándonos en un tema fundamental, que es el de los Derechos Humanos, nadie puede dudar que el gobierno de Néstor Kirchner ha desarrollado una intensa y loable gestión política sobre esta cuestión, que en palabras de Alain Touraine, es el rasgo constitutivo de la identidad Argentina. Si algo le da identidad en el mundo a la argentina es el mito que reinterpreta la atrocidad de la muerte perpetrada desde el Estado y ofrece un nuevo espíritu de época con el cual afrontar los desafíos de la construcción de un nuevo país fundada en la defensa absoluta y total de los Derechos Humanos. Pero ocurre, y esto duele realmente, que esta oportunidad prometeica de fundar y sostener esta nueva identidad, no es respetada en su conjunto; no es interpretada como ley general. Y esto se ve patentizado por el silencio y la tardanza en la reacción presidencial frente a lo ocurrido en Santa Cruz. Luego, es inadmisible que el acto que realizaba el Frente para la Victoria, a pocas cuadras de la marcha de los trabajadores, haya continuado con su insolente y festiva descarga de fuegos artificiales. Y en un tercer momento, y este hecho duele aún más, no se haya pronunciado palabra alguna de lo ocurrido cuando la candidata a presidente Cristina Fernández de Kirchner y su marido, nuestro presidente, inauguraban el Barrio Mujeres Argentinas en el lujoso y costosísimo paraíso habitacional de Puerto Madero, residencia de nuevos ricos noventistas, empresarios y actuales funcionarios de gobierno. Digo que este suceso duele mucho más aún ya que en el acto se encontraba una importante, respetada y querida representación de los Organismos de Derechos Humanos. Como dirá Vicente Zito Lema en un necesario trabajo publicado en esta edición: “La paradoja del discurso de la dignidad humana, de un todo para todos sin cuerpos a la vista... Junto a ello, agudizando la herida del pensamiento humanístico, hasta volverla crónica, mortal, otros millones de seres vivos, los que más necesitan del socorro de la vida, cruzan los desiertos y los mares del infortunio, encadenados a la crueldad de sus días, tan lejos del centro del poder como del disfrute de los bienes civilizatorios que por simple presencia en el mundo les corresponde, excluidos de toda propiedad que no sea las migajas de su propio cuerpo, su delirio, o un sueño redentorio, donde la violencia que siempre los alcanza se alterna con una pasividad que raya con la desmesura…”


Ilustración: Aimee Zito Lema

Cito a Vicente. Z. Lema pero lo libro de compromiso alguno. Soy yo el autor y único responsable de estas líneas. En ocasiones, ciertos textos y opiniones suelen ser inoportunos, pero creo que justamente en ese rasgo reside el valor de los mismos. Necesitamos que nuestros imprescindibles Organismos de Derechos Humanos, nuestras queridas y respetadas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo continúen con su extraordinaria labor, esa maravillosa identidad que nos representa en el mundo, con independencia del Poder Central. Esto es vital. Nuestro Presidente no hizo otra cosa que cumplir con lo prometido en la campaña electoral, y que por otra parte es, ni más ni menos, lo que debía y debe hacer: cumplir con el nuevo mandato fundacional de la identidad Argentina, el soberano respeto global a los Derechos Humanos, ya que todavía no hemos abandonado por completo el “Tiempo de los Asesinos”, como lo demuestran la hambruna y pobreza de vastas regiones de nuestro país; como lo patentiza el soberbio, e impune hasta el momento, desenfreno de Varizat; como quedó evidenciado a través de los beneficios jubilatorios alcanzados por militares comprometidos con el asesinato y desaparición de compatriotas, y lo que completa la retahíla, la designación, realizada por el presidente Kirchner, como general de División de Jorge. A. Tereso, actual director de Planeamiento del Ejército, integrante del Grupo de Tareas 3.3 de la Escuela de Mecánica de la Armada (el centro por antonomasia del horror y el avasallamiento de la condición humana) entre 1976 y 1978, y condecorado por el Almirante Emilio Massera con la medalla... Massera!!!
Como diría el Poeta Neruda: “Sólo soy de carne humano por eso si apalean a mi hermano con lo que tengo a mano lo defiendo... no me importa una rosa más o menos, tengo un pacto con la hermosura”.
Y lo que tengo a mano son estas inoportunas líneas, y un llamado urgente, un vínculo de amor, para estar siempre alertas.

Conrado Yasenza


Agosto de 2007.

La Columna Grande/ Más allá de lo necesario - A. Grande


Dedicado a Silvia Bleichmar, compañera y amiga.

MAS ALLÁ DE LO NECESARIO: apuntes sobre el capitalismo serio.

Escribe Alfredo Grande (especial para LA TECLA Ñ)

“espero que Kirchner no sea el Alfonsín del peronismo”
( A.G. De una nota en el programa radial MATE AMARGO. Año 2003)


“El antisemitismo es odiar a los judíos más allá de lo necesario”. Esta humorada negra, da cuenta del núcleo de verdad de toda ideología reaccionaria. El tema no es el odio, que por otra parte se considera “natural” y “visceral”. El tema es solamente cuando rebasa una cierta cota considerada como democráticamente aceptable. El territorio del más allá es el de los exterminios de mediana y alta intensidad. El delito de genocidio da cuenta de ese más allá, y ha sido repudiado por toda la comunidad política de occidente. El emblema o el fetiche son los Juicios de Nuremberg. En nuestro país, los Juicios a la Junta de Comandantes y especialmente el juicio al genocida Etchecolatz. En el marco de las democracias de centro (del medio a la derecha y/o izquierda) no hay espacio político ni jurídico que avale una política de Estado que legitime los crímenes de lesa humanidad Al menos los realizados por acción y planificación directa. Aquellos como el hambre, la falta de vivienda, la contaminación personal y ambiental, serán considerados como imprevisión, daños colaterales, o simplemente como herencia de anteriores gestiones. El “más allá de lo necesario” ha sido desterrado en su apariencia por el grito de “Nunca Más”. En la actualidad, el gobierno ha legitimado y legalizado una política de los derechos humanos. Desde el acto en la ESMA, muchas aguas han corrido bajo los puentes de la democracia. Lamentablemente, algunas correntadas se lo llevaron a Julio Jorge López, otras a Carlos Fuentealba, y también a las víctimas del gatillo siempre fácil. Las imágenes del velorio del bombero asesinado, en su redundancia, no hacen justicia a familiares de los que son masacrados cotidianamente. Incluyendo a los sobrevivientes y familiares de los asesinados en Cromagnon. Justamente, porque pienso que no hay muertos de primera o de segunda, mucho menos de tercera, es que no deja de indignarme la manipulación de ciertos asesinatos por los medios-fines de comunicación. Lo que pretendo construir es un analizador de la humorada negra que inicia este trabajo. El “más allá de lo necesario” es políticamente incorrecto, aunque ya todos sabemos que la gobernabilidad es apenas reinar con apariencia de gobernar. Lo que me preocupa es el “más acá”, es decir, todas aquellas formas de la soberanía de la cultura represora que, sin llegar a cruzar la frontera para quedarse ni un milímetro del mas allá, de todos modos persisten en deshonrar la vida. Un canto opuesto al que propusiera la genial Eladia Blázquez, y que podrían entonar muchos menemistas y procesistas transvestidos. El “más acá” se organiza como una forma de naturalizar la represión y la exclusión compatibles con el capitalismo serio. Lo que no es por cierto contradictorio, porque el nivel fundante del capitalismo, cuanto más serio peor, es consagrar la explotación de las mayorías por las minorías. Pero si es lamentable que “el más acá” sea el teatro de operaciones de esta democracia del “todo bien” y de “es lo que hay”. En otros términos: nada pasa si odiamos a los judíos más acá de lo necesario. El significante “judío” tiene una polisemia importante. Denota el carácter de lo no incluido, de lo no asimilado por un orden represor, de aquello que se escapa de los intentos de captura de las masas artificiales. La diáspora sería lo opuesto a la certeza de la tierra prometida, y hace masa con el concepto de la travesía institucional que plantea el psicoanálisis implicado. Otra forma de pensarlo es que “lo judío” es análogo a “lo nómade”, aquellos que hacen camino al andar. Lo mas opuesto a los instituidos burocratizados, que están para quedarse. El “más acá de lo necesario” designa todos los mecanismos que la cultura represora pone en funcionamiento, para garantizar que la democracia, parodiando a Clausewitz, sea la continuación de la dictadura por otros medios. Dictadura del gran capital, de la especulación financiera, de los feudalatos provinciales, del sometimiento de niños y jóvenes, del hambre, la enfermedad y el analfabetismo. Sigue habiendo condenados de la tierra, y las formas del coloniaje han cambiado, mas no su esencia. En su artículo “Equipajes” Eduardo Aliverti dice algo parecido: “en algún punto esta sociedad no quiere a Menem. En todo caso, lo que quiere es a Menem vestido de otra cosa”[1]. En las palabras de este trabajo: el menemismo es corrupción mas allá de lo necesario. Y vestido de otra cosa es el trasvestismo político antes señalado. Que buena advertencia sería: no se olviden de Dromi. Pero el más acá de lo necesario lo sostiene esta variante donde las valijas van y vienen, donde los privados tienen razones que los estatales no entienden, donde una y otra vez la política ha sido derrotada por los políticos. En cierto sentido, asistimos a una disociación entre el ratio monetaria y la ratio cultural. En otros términos: el bolsillo, la víscera más sensible (al decir del General) está con una sensación térmica primaveral. El Indec intenta balbucear cifras por fuera de la alucinación y el delirio, pero no lo dejan. El costo de vida cada vez se parece más a una obediencia debida. “No más de tanto por ciento”. Aunque en el último mes la sensación térmica del bolsillo descendió algunos grados, los sueños de la convertibilidad no se han perdido del todo. El divorcio y enfrentamiento entre el piquete y la cacerola marca que la utopía del 2001 ha sido clausurada. Por eso ganó Macri en la ciudad de Buenos Aires, Reina de la plata. Por eso Sobisch sigue en pie. Después de todo, el liberalismo no es otra cosa que una forma de financiar todos los deseos, para que nadie se dé cuenta que en realidad son mandatos. Desear el mandato consumista es el logro mayor de toda cultura represora, similar al que quebrantó a Winston, el personaje de la novela “1984” de George Orwell”, cuando se dio cuenta que “amaba al Gran Hermano”. El privilegio de pertenecer no es poca cosa, y mucho más cuando se pertenece al privilegio. Pero estos deben mantenerse mas acá de lo necesario. Si hay miseria que no se note, y si hay privilegios, mucho menos. Cuando el filósofo autodidacta Luis Barrionuevo dijo que había que dejar de robar por lo menos dos años, en realidad anticipó la idea central de este trabajo. Bien hubiera podido decir: “no hay que robar más allá de lo necesario”, y eso lo cuantificó en 24 meses. Lo echaron porque dos años parecía demasiado tiempo para la abstinencia depredatoria. La re-reelección del señor de anillaco también era “más allá de lo necesario” Actualmente, en esta política del pucherito de gallina con viejo vino Carlón, Cristina (ahora solo Fernández, incluso solo Cristina, parece que redundar en el apellido empieza a ser un más allá) es una forma de reelección más acá de lo necesario. Por lo tanto inobjetable. Creo que el problema se hace dilema cuando aceptamos que la única forma de enfrentar el “más allá” es aceptando el “más acá”. El “mas acá” hace caso omiso de la profecía de Bertold Brecht: “primero vinieron por los…..pero yo no soy…” En el “más acá” se discute cuales son las décimas que separan la indigencia de la pobreza. O cuanto bajó el porcentaje de desocupación, sin temer demasiados miramientos en la calidad de vida de los ocupados. Si el Estado es el primer empleador en negro, y el mayor generador de precarización laboral, eso es un más acá de las políticas de exterminio de la clase trabajadora que ejerció el terrorismo de estado. Omar López señala que: “ahora pregonan catecismo, que utilitario alcanza por igual a plebeyos y señoritos; la sociedad muerta hace rato de deseos y de práctica para sobrevivir y especular acude al envase mas degradado que sirve al sistema único, ya que no hay otra alternativa que ensueñe a los argentinos” [2] Una de las formas de esa degradación es cuestionar profundamente el más allá del terrorismo de estado, pero no registrar el mas acá de las prácticas corruptas y entreguistas del capitalismo serio. ¿Será cierto que casas mas, casas menos, igualito que en La Rioja? La idea del mal menor, tan sintónica con la cultura represora, es el triunfo de la anestesia de la esperanza y el cultivo de la resignación oportunista de los cínicos y los débiles. La confianza suicida en los medios de comunicación, capaces de hacernos creer que cuestionan aquello que en realidad protegen, es una de las formas más probables para que la cultura del más acá termine devorando a sus creadores. Fernando de y en la Rúa lo sabe. ¿Será el último?

Agosto 2007

[1] Equipajes. Eduardo Aliverti. Leído en el Foro de Internet Pensar lo Social que modera Jorge Garaventa.
[2] Revista Mate Amargo. N° 20.

Entrevistas/ Guillermo Piro



Entrevista a Guillermo Piro*

Literatura del eco vital.

Qué han dicho y escrito nuestros narradores sobre los acontecimientos del 19 y 20 de Diciembre del 2001. Este es el origen, la inquietud inicial de la entrevista a Guillermo Piro, escritor, traductor y periodista. Literatura y realidad; senderos para aproximarnos al individuo, al escritor, más allá de la ficción.

Por Conrado Yasenza
1- Se ha preguntado y escrito mucho sobre los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001, pero poco, muy poco se ha buscado la voz de los escritores. Es por eso que me interesaría saber cómo vivió usted ese momento histórico y si elaboró alguna reflexión o sentimiento en torno a lo vivido.

- Eso no es cierto, muchos escritores se expidieron oportunamente al respecto -y después también, incluso hay algunos que todavía lo siguen haciendo. En mi caso escribí para la ocasión un texto que pretendía poner de manifiesto el verdadero lugar que ocupan los escritores y/o intelectuales de frente a las crisis. En diciembre de 2001, más exactamente el 19 de diciembre de 2001, muchos, muchísimos escritores se encontraban preocupados por hacer circular una carta en donde reclamaban que no les sacaran el subsidio municipal del que gozaban hasta entonces. Penoso. Ni siquiera los acontecimientos del 19-20 los hicieron retroceder: siguieron reclamando su sueldo de ñoquis. Mucho tiempo después encontré un texto de Juan Carlos Onetti en el libro "Requiem por Faulkner", donde pataleaba, muchos años antes, por la misma pretensión escritural de vivir a costa del estado. Onetti, más extremo que yo, ni siquiera trata a esos escritores de ñoquis: los trata de ladrones.

2- Cree Usted que existe una suerte de banalización de la vida en general: quiero decir, se banalizan los discursos cotidianos, los políticos, los televisivos; hasta se banaliza el deseo, la vida y la muerte?

- ¿Y por qué todo eso no debería ser banal? Los que no banalizan son los que tienen tendencias más claramente burguesas: los que tienen tendencias ecologistas, por ejemplo, con cuya pantalla ocultan lo único que para ellos no tiene nada de banal, esto es, el terrible miedo que le tienen a la muerte.

3 - ¿Le parece que la literatura que esboza algún grado de compromiso político tiene mala prensa en la actualidad?

- La literatura que esboza algún tipo de compromiso político no creo que haya tenido buena prensa nunca. Es como decir que la literatura que esboza algún tipo de compromiso religioso goza en la actualidad de mala prensa. Lo cierto es que en uno y otro caso, lo que le importa al escritor es el compromiso político y/o religioso, no la literatura. Hay un escritor que tiene como misión informar acerca de las máscaras y las tretas de los estupradores infantiles. Se llama Andrew Vachss. La literatura no le interesa: es abogado, lo que le importa es meter preso a los predadores sexuales (e incluso conseguir en todos los estados de EE.UU. que se aplique la castración química a estos sujetos). Ahora bien: tiene mala prensa. Pero no le importa.

4- ¿Cree Usted en la idea de que la creación literaria se vincula con la exploración de los márgenes de la vida y la existencia?

- No.

5- ¿Qué le sugiere la idea (en la literatura y en la vida real) de que el encuentro del cuerpo con su esencia o alma remita al espacio de la muerte y la locura?

- No sé qué es el alma. En cambio sé muy bien lo que es el cuerpo. La esencia del cuerpo es el goce de los sentidos. Esa idea me parece que está muy lejos de la muerte y muy cerca de la locura.

6- Hay un ofrecimiento de tipo corporal en la creación literaria, eso que comúnmente se denomina "poner el cuerpo en la obra"?


- No sé lo que significa eso. Entiendo que alguien ponga el cuerpo en el medio de la trayectoria de una bala. Pero no sé cómo puede ponerse el cuerpo escribiendo. A lo sumo se pone la mano.



7- Y cómo observa el fenómeno de Internet y su relación con la escritura y la literatura?


- Internet, pese a las previsiones demasiado optimistas, no es más queun soporte, ni mejor ni más dotado ni más eterno que el papiro. Plantea otro tipo de relaciones en otros campos (la información, por ejemplo, las relaciones personales, el terrorismo intelectual), pero no con la escritura y la literatura.

8- Cómo ve la relación entre cine y literatura? Por ejemplo el proceso de adaptación o transformación de una novela a guión de cine?

- Depende. Hay casos en que el resultado es superior al original (las versión del Proceso, de Orson Welles). Hay otros en que la tarea es gigantesca, y sin embargo "funciona": la adaptación de Los Siete Pilares dela Sabiduría, de T.E. Lawrence, que hizo Bolt para David Lean). Hay otros en que el resultado da vergüenza ajena: la adaptación que hizo Trueba de una maravillosa novela de Donald Westlake como es Two Much. Creo que, por lo general, es con los peores libros que se hacen las mejores películas.

9- ¿Sobre qué estructuras ideológicas e incluso filosóficas se articula hoy la construcción de una literatura argentina? Existe algún paradigma de este tipo?

- No sé. En mi caso, la única estructura ideológica y filosófica que admito es la de traicionar al lector, no dándole nunca lo que está esperando.

10- Le interesa la poesía? Y cómo observa el panorama de la creación y difusión poética en la argentina?

- Me interesa. Desconozco el panorama de la poesía argentina. Leo poesía por curiosidad, no con la intención de generar una panorámica de ningún tipo. Lo mismo puedo decir de la poesía francesa o italiana. No observo ningún panorama.

11- Tiene alguna opinión sobre los hechos de represión y desaparición ocurridos en la Argentina actual?

- No. Yo no opino, no tengo opiniones. El aguano tiene opiniones.

12- Para finalizar, ¿Cuál es a su entender la función de la literaura?

- No tiene ninguna finalidad, allí reside su capacidad de generar un eco
vital.

*Guillermo Piro (Buenos Aires, 1960) es autor de los libros La golosina caníbal (poesía en prosa), Ultimo Reino, Buenos Aires, 1988; Las Nubes (poesía en prosa), Ultimo Reino, Buenos Aires, 1993, Versiones del Niágara (novela), Tusquets Editores, 2000 y Saint Jean David, Aurelia Rivera Libros, 2007. Colaborador de revistas (Último Reino, Babel, Diario de poesía, Trespuntos, First, Página/30, El Porteño).) y diarios (Página/12, La Nación, Perfíl). Y traductor de: El Gatopardo, Giuseppe Tomasi di Lampedusa; Los conejos, J. Rodolfo Wilcock; La paloma apuñalada, Pietro Citati; Las máquinas del tiempo, C.M. Cipolla; El estereoscopio de los solitarios, J.R. Wilcock; Hacer una película, Federico Fellini, y Vidas breves de idiotas, Ermanno Cavazzoni, entre otros.

Zona Literaria/ Ensayo


Arlt, Política y Locura

Sonámbulos y Periodistas*


La crueldad tiene un Corazón Humano
William Blake
Por Horacio González

Ilustración: Clovis Trouville

Es la fuerza inagotable del equívoco lo que permite que Arlt siga siendo un personaje de nuestras lecturas. Leerlo va a ser siempre un oficio incierto. Labor de quien acompaña la aventura arltiana con la incesante pregunta: ¿qué habrá querido decir?
Por un lado, Arlt se complace en ofrecerle al lector los signos más visibles de una rabiosa contemporaneidad, hallazgos siempre fechados. Una nota del comentador en Los Lanzallamas, dice: “obsérvese que esta novela transcurre a mediados del año 1929”. Es una nota a pie de página destinada a justificar una línea insignificante de la urdimbre, donde un tenedor de libros español está leyendo en el diario los festejos de Su Majestad el Rey en su paso por Cataluña. ¿A qué corresponde esta ilusión del tiempo, donde la novela parece ligada a un absoluto presente y sin embargo la precisión puntillosa del comentador la aparta para siempre de nosotros? El tiempo se convierte en un juego brutal, un sueño truculento donde conviven heterogéneos elementos. En Arlt, no podemos dejar de ver, que los abstracto planes de dominio político y las alucinaciones despiadadas, son siempre foráneas al almanaque de la historia. Pero de inmediato se nos presentan las alusiones al “ escritor y su época”, ese año 1929, que, como un meteoro o una batalla, exige una identificación bien datada. Al fin, quedamos sin saber qué partido tomar para juzgar la temporalidad de la novela. O se nos impone una recurrente impiedad que busca la salvación a través del poder, o surgen los nombres históricos con que los acontecimientos nos remiten a una alarmante profecía sobre el presente.. O una antropología negativa o un alerta sobre la historia; o los visos de una moral escéptica o el refuerzo político a una radicalizada energía épica.
Porque si Arlt nos ofrece copiosamente la idea de un sonambulismo político, donde la materia a considerar es la eterna brutalidad de las decisiones de los poderes históricos, también nos tropezamos con una legión de nombres emanados de la crónica de actualidad, que pueblan la novela con un Mussolini o un Lenin, noticias periodísticas de un presente espumoso y vivo. Sonambulismo y periodismo son las dos fronteras de la historia en la novelística arltiana. Con esto se circunscribe el territorio de una neurosis. Ambos términos, sonámbulos y periodistas, combaten entre sí en las escarpadas moralidades arltianas. Cada locución se deroga con la otra. El sonámbulo lleva una carga de secreta frustación que lanza sobre el héroe político, como un sanguinolento vómito de pesadilla. Pero el héroe político puede frustar el doblez onírico de los individuos, prohibiendo la experiencia de unción sagrada al recordar todo lo que hay de guerra en la historia. Y por un encadenamiento de equívocos – que la lectura arltiana favorece como pocas – lo que consigue permanecer, es la fugacidad amenazadora de los sonámbulos. Y del mundo histórico fugaz, lo que descuelle será siempre la eternidad de la violencia.
Por otro lado, hay otro ángulo por el cual debemos que Arlt introduce una gran crisis en el juicio valorativo sobre el mal. Un malestar, que no es ligero, es lo que siente todo lector arltiano, cuando debe reconocer en sí lo que habitualmente se describe como “una mezcla de sentimientos contradictorios”. Recorrer la filiación interna de esos sentimientos, nos debe llevar a una investigación sobre la condición espiritual del lector contemporáneo. Angustia por ver el crimen en un discurso destapado, alaridos de placer remoto por las evidencias de que tenemos a la vista el material crudo con que está hecho el mal, contento íntimo por sabernos en posesión del arcano moral sobre el que las sociedades se fundamentan: todos estos barrocos trompicones entre emociones distintas, forjan la maraña anímica que, como se sabe, es el barro de la criatura arltiana. El problema que nos entrega este laberinto emocional es de orden ético, de la ética que subyace al que escribe y a lo escrito, la ética que al fin es la verdadera antropología de la escritura. ¿ Era Arlt un “cínico”, en el caso que empleemos esta expresión a la manera de la filosofía antigua? ¿Era Arlt un moralista desdoblado en el “cinismo” moderno de sus personajes a fin de mostrar lo insoportable de un mundo de Tartufos? Son preguntas del crítico arltiano – si tales clanes existen – pero son también preguntas que siempre puede abrir la literatura cuando admite, en su último sueño nocturno, que puede ser el facsímil secreto de las filosofías de la ética.
Un volumen, obrita o librejo – este ensayo – sobre Arlt, es una cuenta más que se suma a una larga hilera. Todo corpúsculo que pretenda un lugar en esa extensa fila debe buscar una buena excusa para incorporarse a ella. Quisiéramos imaginar que el pretexto que encontramos se refiere a una modalidad de la crítica que debe pegarse a la obra, que la cita en trechos muy amplios y que la siente adherida a sí misma, al punto que apenas se contiene culposamente para declarar su innecesariedad. Toda crítica es innecesaria, pero si realmente fuera descubierta en su inanidad, siempre puede esgrimir en su pálida defensa el hecho de haber sido, de todos modos, un vehículo para que hablara la voz de la obra tomada por objeto. Que el objeto pase nuevamente a ser sujeto, es el motivo final e inconfeso de la crítica. Doy lectura loca, no locura, decía Macedonio Fernández. No estaba la locura en el loco realista de la literatura, que no consigue evocar en la verosimilitud de su realismo lo realmente inconexo de la locura, sino en las consecuencias abismales de una literatura que enloquece en la abolición literaria de sí misma.
Creemos que la experiencia de la locura en Arlt, no sólo podría referirse a las características ostensibles de sus espantajos literarios, sino a algo más indefinible que vagabundea en el temor insidioso que aún causa su lectura. Temor: un temor inaudible, no un temor asumido. Un temor invisible y más imponente en la medida que se halla emancipado de la voluntad del lector, que aún cree que leer es dominar una materia, y no como sucede a diario, ser señoreado por ella.

*Prólogo del libro Arlt. Política y Locura. Horacio González, Colección Puñaladas, Ensayos de punta, Editorial Colihue, Buenos Aires, 1996.

Zona de Clivaje/Sociedad

La cautela de una razón apasionada
El derecho de los individuos tiene un límite en el derecho de la comunidad.



Por Enrique Carpintero*
(especial para La Tecl@ Eñe)

Ilustraciónes: Rodrigo Crespo Vides


A partir de un titular de una revista o de una charla en un taxi, Enrique Carpintero reflexiona en este artículo sobre los modelos socioeconómicos de la cultura dominante.

El titular de la revista Barcelona se pregunta: “Por qué la clase media porteña prefiere tener en su vereda excrementos de perro antes que personas sin hogar tomando vino.” Para responderla debemos entender que la cultura dominante establece modelos socioculturales que se inscriben en la subjetividad como una forma de relación con
uno mismo y con los otros. Los grandes medios de comunicación se encargan de reflejar y reforzar estos modelos que se basan en un individualismo que niega los lazos necesarios para vivir en comunidad. En definitiva, la lógica del poder se resume en un viejo refrán: “Divide y reinaras”.

Dialogo entre un chofer de taxi y su pasajero (en este caso quien escribe). Los que habitamos la ciudad de Buenos Aires sabemos que la opinión de los taxistas representa un sector importante de la clase media porteña. Viajaba en un taxi hacia el centro de la ciudad en un típico día de mucho tránsito cuando el chofer comenzó a quejarse:
- Esta ciudad es un desastre. La culpa la tienen los piqueteros. Hay una manifestación en el Ministerio de Educación que esta cortando el tránsito.
Le aclaro que los piqueteros son obreros desocupados y esta manifestación es de maestros. El taxista no me escucha e insiste:
- Son todos iguales. Todos son piqueteros. Que vayan a trabajar y no molesten.
Con bronca le digo que debe ser oyente de Radio 10 y seguramente voto a Macri.
Me responde:
- Por supuesto.
La conversación derivó en una discusión donde, por supuesto no logré que entendiera sobre los derechos de los ciudadanos a manifestarse en la vía pública.

“La Nación será una tribuna de doctrina”. Evidentemente el chofer del taxi no hacía más que expresar lo que la mayoría de los medios de comunicación transmiten todos los días. Quizás sin saberlo su posición era avalada por el centenario diario La Nación en un editorial titulado: “La calle es de todos”. Allí se sostiene que “En casi todo el mundo el derecho de uno a reclamar termina donde comienza el derecho del otro a transitar. Esa es, quizás la diferencia principal entre el fenómeno piquetero argentino, parecido al cocalero boliviano, y otras formas de expresar disconformidad, o fiel a su origen, de exigir medidas que faciliten el empleo.” Y continua planteando que el método de reclamo “comenzó a ser imitado por sectores no necesariamente identificados con los piqueteros, como los estudiantes, los docentes y miembros de otros gremios.” El editorialista no tiene ninguna duda en equiparar los reclamos de los obreros desocupados y ocupados, los estudiantes y los docentes con la necesidad de circular tranquilamente por la ciudad. Por ello finaliza pidiendo al gobierno electo en la CBA que haga cumplir el Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires y el Código Penal.
Claro, el lector puede quedar sorprendido al querer igualar dos ordenes de problemas tan diferentes. Es como comparar manzanas con leones. Sin embargo tiene la lógica liberal capitalista que se expresa en la clásica frase: “La libertad de uno termina donde empieza la del otro”. En esta perspectiva todos tenemos las mismas obligaciones pero no los mismos derechos ya que estos provienen del sector social a que cada uno pertenece. Los derechos a la salud, al trabajo, la educación y la vivienda, garantizados por la Constitución Nacional, se transforman en un simple enunciado para los sectores de menores recursos. Mientras los ricos tienen sus asociaciones para presionar al Estado los pobres deben esperar que las cosas mejoren ya que, al judicializarse la protesta, la manifestación de sus reclamos son limitados por el poder. Por ello la mitad de la población de nuestro país que vive en la pobreza y sufre necesidades no debe ser un obstáculo para que los autos circulen libremente por las calles de nuestra ciudad.



Noam Chomsky plantea que el objetivo del poder es que la mayoría de la población permanezca aislada y sean espectadores de su propio destino: “Los individuos deben estar solos, enfrentándose al poder centralizado y a los sistemas de información de forma aislada, para que no puedan participar de ningún modo significativo en la administración de los asuntos públicos. El ideal es que cada individuo sea un receptor aislado de propaganda, solo frente al televisor, desvalido ante las fuerzas externas y hostiles: el Gobierno y el sector privado, con su derecho sagrado a decidir el carácter básico de la vida social. La segunda de estas fuerzas debe estar, además velada: sus derechos y su poder no sólo han de ser indiscutibles sino invisibles, parte del orden natural de las cosas.”

Baruch Spinoza nos permite sostener una ética donde el derecho de los individuos tiene un límite en el derecho de la comunidad.
La filosofía de Spinoza plantea un proceso de liberación individual y colectivo que permite entender como pasar de la servidumbre a la libertad y de la impotencia al poder. La liberación individual y por lo tanto ética, debe ser colectiva y política. Por ello dice : “nada es más útil al hombre que el hombre mismo”. No formula una ética del “deber ser” sino una ética materialista del “poder ser” donde obrar éticamente consiste en desarrollar el poder del sujeto y no en seguir un deber dictado desde el exterior. El ser de Spinoza es poder y potencia, no deber. Este se realiza a través del conocimiento de las propias pasiones para realizar una utilización de éstas que la conviertan de pasiones tristes (el odio, el egoísmo, la violencia, etc.) en pasiones alegres (el amor, la solidaridad, etc.). De esta manera el objetivo de la liberación ética individual y colectiva es pasar de las pasiones tristes a las pasiones alegres.
En el Tratado político establece que la democracia es el régimen en que la potencia colectiva no está paralizada en un individuo o grupo particular, sino permanece en manos de la comunidad, la cual es sujeto y objeto del poder político. Este es el único estado absoluto: sólo en él se suprime la escisión entre gobierno y pueblo, entre poderosos e impotentes. Pero esta democracia debe estar basada en los principios de libertad, igualdad y solidaridad. En este sentido Spinoza no habla de alienar derechos sino de componer potencias. Aquí la condición política tendrá por sujeto a la multitudu (que podríamos traducir como el colectivo social) cuya potencia en virtud de una concordancia de derechos es en sí misma constitutiva y conflictiva. Se trata de una comprensión de la política donde se inscribe positivamente la solidaridad entre sus miembros ya que los hombres componen sus potencias para aumentarlas e intervienen solidariamente en las circunstancias desfavorables de sus semejantes. En este sentido la política es un ámbito natural formado por un juego dinámico de pasiones, de razones, de conflictos y de concordancias. Es decir una composición de potencias que se despliegan a partir de pasiones y nociones comunes que son la sustancia misma de la comunidad. De allí que afirma: “quien no es movido ni por la razón ni por la conmiseración a ser solidario con otros, merece el nombre de inhumano que se le aplica”.
Rescatar la actualidad del pensamiento de Spinoza nos remite a un mundo donde el neoliberalismo capitalista se disfraza de democracia. A él debemos oponerle la cautela de una razón apasionada que encuentra su potencia en la fuerza del colectivo social.


Buenos Aires, agosto de 2007

*Enrique Carpintero, psicoanalista, director de la revista Topía. Su último libro publicado es La alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud, segunda edición corregida y aumentada, editorial Topía, Buenos Aires 2007.


Ensayo - Vicente Zito Lema



Paradojas
Sobre la dignidad de la vida, la pobreza y el socorro de la Tierra

Por Vicente Zito Lema
desde Ámsterdam para La Tecl@ Eñe

Ilustraciones: Aimee Zito Lema

Poesía para un tiempo de crueles y abundantes paradojas que vacían de sentido a la existencia. Una época en la cual la exclusión de lo esencial y la castración de la potencia decisoria del sujeto lo transforman en un “condenado social”. Un crimen absoluto: el Crimen de la pobreza, otra forma social del espanto universal que necesita ungir a la riqueza como el bien moral de la época. Cruel paradoja la de la pobreza y la necesidad perversa de riquezas, sostenida en la humillación de la vida y de la Tierra.

Ante nuestros ojos un tiempo de dramáticas contradicciones, y crueles y abundantes paradojas, donde la conciencia crece y retrocede a saltos de gigante, movida por el horror más que por el amor y las pasiones alegres.
Un tiempo de brillos inocentes, como la piel de los ángeles, y filoso y sin piedad, en los límites de lo siniestro, como la cuchilla de un carnicero.
Hablo de un tiempo cercano, un siglo que se continúa y aún retumba en sus luces y en su estertor con bombardeos a ciudades abiertas, guerras de bayoneta a bayoneta, de láser a láser, donde millones de cuerpos se pudren tan rápido en el olvido que ni siquiera la hierba bajo la lluvia alcanza para cubrirlos con pudor.
Hablo de un tiempo de tanta crueldad y en extremo vacío de sentido, que enterró a la razón con sus dioses, pero a la par gestó, en su último aliento, a un renovado mito: los derechos humanos.
O sea: desde las fosas, crematorios y campos de exterminio, públicos o clandestinos, en los espacios sin consuelo para los aparecidos y desaparecidos, sobre los escombros de una civilización que se arrogó un destino de progreso continuo y a caballo de su gloria cabalgó hasta el genocidio, fue elevada, como epopeya romántica que entierra el pasado, una declaración de las Naciones para la defensa de la vida. (Urbi et Orbi)
Otra vez la paradoja: el discurso de la dignidad humana, en los umbrales de la destrucción final; palabras y palabras de un todo para todos, sin cuerpos a la vista.
No hubo ni hay una realidad de vínculos amorosos. Los muertos siguen siendo muertos sin causa y la pulsión de poder mueve todavía la boca del monstruo que da las ordenes.
Junto a ello, agudizando la herida del pensamiento humanístico, hasta volverla crónica, mortal, otros millones de seres vivos, los que más necesitan del socorro de la vida, cruzan los desiertos y los mares del infortunio, encadenados a la crueldad de sus días, tan lejos del centro del poder como del disfrute de los bienes civilizatorios que por simple presencia en el mundo les corresponde, excluidos de toda propiedad que no sea las migajas de su propio cuerpo, su delirio, o un sueño redentorio, donde la violencia que siempre los alcanza se alterna con una pasividad que raya con la desmesura…
Hablo de seres reales, arrojados de sí, de almas que memoran la inocencia, con rostro, historia y apellido, pisoteados en su apocalipsis cotidiano por las bestias de las nuevas pestes y las viejas hambrunas. Mortificados por técnicas y ciencias más poderosas que las magias primigenias, y más crueles, ya que tampoco se comprenden sus himnos y sus ritos.
La exclusión de lo esencial (y por tan humano de necesidad comprensible) y la castración de la potencia decisoria del condenado social, se convierten en un absoluto nefando, el crimen de la pobreza, que trastoca en papiros de muerte lo que quiso ser lengua para la dignidad de la vida.

II
Más allá del discurso - profético, ético y estético -, que abunda en valiosos testimonios, no hemos salido, como humanidad en su conjunto, del Tiempo de los asesinos, al decir de Arthur Rimbaud.
Si bien los crímenes de las guerras y el Terrorismo de Estado ocurren, al menos en apariencia, en menor escala (aunque igual, como oprobio para la conciencia), se suma hoy otro flagelo, que no deja de crecer, otra forma social del espanto universal: el crimen de la pobreza.
No hay aquí la ira de un Dios, el azar o la ciega naturaleza. Hay economía y hay política.

Se ha construído y de variada manera convalidado, por encima de las contradicciones -que incluyen epopeyas de resistencia-, un espacio público como representación trágica del destino del hombre y un tipo de sociedad de voracidad antropofágica, con la usura y el consumo convertidos en motor de las conductas, donde la reproducción material de la existencia sólo se practica y se comprende, precisamente, a partir del Crimen de la pobreza.
Sin ocultamientos, puesto al desnudo, el núcleo de fuerza de semejante horror (son millones las víctimas), es la necesidad de la riqueza, ungida como el bien moral de la época y una finalidad en sí, que externa la ley del mercado.
El hombre que por deseo, intereses, miedo o debilidad, o desde una perspectiva ideológica se representa en el Poder, y que perdido de sí se proteje de sí, martirizando a los otros en nombre de la riqueza, es un ser de creciente angustia, de obstinada neurosis, pero la angustia y las enfermedades de su espíritu no lo exculpan ni redimen. Estamos ante un crimen de lesa humanidad, de continuidad y permanencia, tan forzada como alevosa, que sólo se extingue con la muerte de la víctima, o desde la muerte, como totalidad, de la pobreza.


Igual que los cuervos ante la carroña, aparecen líneas de fuga, que a veces mueven los zurcos de las demencias: si la riqueza puede apropiarse de la vida, que se corrompe como cuerpo, igual puede ser dueña de la muerte, que también sucumbe ante el poder (allí están en el pasado las indulgencias, el mercadeo de púbis para el demonio, las llamas poseyendo las brujas y otras formas que develan, más que el ansia de Dios, los terrores de la finitud…)
Pero no anida en lo ilusorio, ni cobra aliento en fugas al inconciente, la castidad o la locura, la forma habitual con que el poder legaliza hoy los hechos, en especial los cruentos: se trata de la defensa rigurosa de la propiedad privada, vista como ejercicio concreto y sin límites de la libertad del sujeto.

No importa si para ello se pone en riesgo, por el uso de armas tan letales que superan la imaginación, o por la rigurosidad del saqueo económico, la totalidad del espacio donde transcurre la vida.
Igual se desdeña la noción del ayer y del mañana, y se vive en un presente contínuo, al estilo de las hordas, sin conciencia de las herencias de vida común y del deber de trasladarlas a las próximas generaciones, como los fuegos de Prometeo. Menos todavía se tendrá en cuenta, y en este contexto resulta más evidente, si la riqueza, la propiedad, la libertad, se contradicen con la posibilidad de existencia en dignidad de ese otro: un perdedor ante las fuerzas históricamente acumuladas para su perdición, un débil desde el nacimiento, un ajeno a mí, porque su dolor y sus impotencia lo enajenaron de sí.
En definitiva, se trata de un pobre de toda pobreza, esa víctima que otra vez se victimiza como único y extremo responsable de sus desgracias. Esa pobreza, que como nueva y nauseabunda peste, lo excluye del mundo y lo niega para siempre como ser creador. Más todavía: lo potencia en su devenida peligrocidad criminal, que incluso se trata como terrorismo.
Se justifique desde el poder, o se denuncie desde una visión humanística, la historia enseña que lo más atroz y lo más privilegiado de la existencia pueden compartir un tiempo y un espacio, hasta que la contradicción estalla y el mal del mundo se agudiza.
También es real que en tanto muerte de lo esencial humano en manos de la propia humanidad, comprometiendo a una muchedumbre de víctimas y victimarios que se reproducen mutuamente, al crimen de la pobreza es una marca en los cuerpos, los cielos y la tierra, y nomina la época.

III
El sistema económico como creación de la cultura y ejercicio material del poder tiene consecuencias normativas: jurídicas, morales, religiosas y sin duda estéticas.
También construye su lógica de supervivencia, que instituye el Crimen de la pobreza, justifica su comisión, lo excluye del mal hacer penado y cobra sus primeras víctimas en los cuerpos dominados, con secuelas mortificantes según el grado de sujeción y exclusión. Para ello los naturaliza como eternos deudores, almas pecadoras que nunca terminan de expiar, y deben agradecer, ya que en un principio fueron seres sin alma, como las bestias, o almas primitivas, como los niños.
El sistema económico no se detiene allí. La naturaleza de su funcionamiento desde la acumulación, y la raíz depredatoria con que sostiene el valor de cambio en reemplazo del valor originario de las cosas, lo arrojan cada vez más a la destrucción del planeta. Ya no hay un error a corregir desde el propio sistema, ni se trata de una secuela no deseada. Satisfacer la necesidad de riqueza y el consumo acelerado con que se sostiene, lleva más que a una paradoja a una encrucijada. Hay una máquina enloquecida por el uso y el abuso, que con la paralización deja de ser, y si no se paraliza extingue la vida en su totalidad.
Nos hemos sumergido en una realidad privada de amarres, donde se profana, sin piedad ni conciencia, la tumba de los hombres, que es el vientre de la Tierra. (!Y se trata de una Diosa, madre del bien, que no puede crearse otra vez a sí, y por tanto dar a luz nuevamente a la criatura humana…!)
El peligro es que el hombre, así como no puede en esencia representar su muerte (su representación es una apariencia, el inconciente aparece como muro infranqueable, y su deseo es un exceso de dolor que lo enloquece), tampoco se representa en toda su magnitud la muerte de la Tierra. La vive como eterna, en tanto prolongación de sí y de su poder ilimitado. Y no es así.
La vida del hombre es la vida de la Tierra, y se extingue, opacada, sin gloria, con humillación, en una época donde la justicia es apenas ley, la ley nada más que poder y el poder aterra a la belleza, escondida en los ojos de un ángel de la guarda, que poco guarda a esa niña que agoniza en el terror de su hambruna…, mientras su foto aparece, amarilla y descarnada, en una página del diario, que muestra en las otras páginas la obscenidad de la riqueza. (De allí en más las categorias humanas pierden el sentido…).
El Crimen de la pobreza y la necesidad perversa de la riqueza se confunden hasta el hartazgo y se sostienen mutuamente, en cruel paradoja, para humillar a la vida. Hablamos del hombre, en su gozo y su calvario, como fruto del crimen, y de la Tierra, de su origen como verbo y de su existencia amenazada hasta el silencio.
Hablamos del inicio de la vida: lo que está detrás de todo, más allá de la oscuridad de la nada, sin relámpagos…
Hablamos, como los antiguos, del agua, como materia de amor, que brota en los cuerpos y en las almas, y está en la Tierra, como sustancia que sostiene cada una de las pasiones.
Pero esa niña que agoniza, y una multitud clamorosa de niñas y niños mueren sin amor y sin comida ni agua, y la diosa Tierra es una ajenidad, o un castigo. Y la vida se humilla por la pobreza, y la Tierra se degrada por la riqueza. (Hay una pureza fruto del gozo, perdida para siempre.)
Lo he visto con mis ojos y lo he tocado con mis manos: hay un colmo de maldad a cielo abierto, que dice todo lo que falta decir.
Se trata de la humillación de un río, un río de agua limpia, convertido en río de agua enferma, agua de maldición…
Hay una montaña de oro al pie de ese río. Hay una montaña que se dinamita y un metal que nombra la riqueza y se lava con arsénico…
De allí que el cuerpo del hombre se pudre; de allí que el hombre humilde que siempre vivió del río pierde todo lo que ni tiene, se inunda, se ahoga y flota, igual que los caballos y las vacas, con la panza hinchada, mordisqueada por los peces.
O sea que el alma del agua pierde por la riqueza su brillo y si un dios soñaba en la cresta pura de una ola, ya no sueña…
Y la belleza del mundo se reduce y tiembla…

Vicente Zito Lema
Agosto de 2007

Ensayo - Adolfo Vásquez Rocca



"SLOTERDIJK, EL PENSADOR EN ESCENA; FILOSOFÌA, ARTE Y MEDIOS DE COMUNICACIÒN VISUAL"

Por Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Universidad Complutense de Madrid
(especial para La Tecl@ Eñe)


Peter Sloterdijk es el más polémico y conocido filósofo vivo en lengua alemana, autor de “Crítica de la razón cínica” y Trilogía “Esferas”, y que revolucionó el panorama del pensamiento en Europa cuando en 1999 difundió su ensayo “Reglas para el Parque Humano”. Sloterdijk es además conductor de un programa de televisión en la cadena pública alemana -ZDF-: "El Cuarteto Filosófico” [Das Philosophische Quartett] - donde tienen lugar debates y análisis político-culturales de actualidad desde una óptica filosófica y estética.

El filósofo alemán Peter Sloterdijk[1] fue designado -en junio pasado- miembro de la Academia de las Artes de Berlín junto a otros seis artistas e intelectuales.
La Academia de las Artes, actualmente presidida por el artista Klaus Staeck, tiene un total de 370 miembros alemanes y extranjeros y su tarea es difundir las tendencias actuales de las artes y la cultura y contribuir a la conservación de la herencia intelectual.
En Berlín cuenta actualmente con dos sedes, una situada al lado de la Puerta de Brandeburgo y otra al lado del parque Tiergarten. Los miembros están distribuidos en seis secciones que son artes plásticas, arquitectura, música, literatura, artes escénicas y cine y nuevos medios.
Los otros nuevos miembros son el escritor Friedrich Christian Delius, el crítico literario Peter von Matt, el compositor Manfred Trojahn, el cineasta Andres Veiel y los arquitectos y urbanistas Rena Wandel-Hoefer y Thomas Sievert.

Sloterdijk es el más polémico y conocido filósofo vivo en lengua alemana. El autor de la Crítica de la razón cínica y la Trilogía Esferas[2] revolucionó el panorama del pensamiento en Europa cuando en 1999 difundió su ensayo Reglas para el Parque Humano[3] en el que abogaba por un debate sin tabúes sobre la ingeniería y la manipulación genética, con la tesis de que quizá por esa vía se llegaría a transparentar los límites y alcances de tales tecnologías para la especie.
Sloterdijk, que ha sido candidato al Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, es rector de una universidad especializada en nuevos medios y diseño -la Hochschule für Gestaltung, en Karlsruhe.

Sloterdijk es además conductor de un programa de televisión en la cadena pública alemana -ZDF-: "El Cuarteto Filosófico"[4] [Das Philosophische Quartett] -que tomó el nombre del célebre "Cuarteto literario" de Marcel Reich Rannicki- donde tienen lugar debates y análisis político-culturales de actualidad desde una óptica filosófica y estética. El Programa se emite -cada dos meses- el domingo en directo, en horario estelar, con una duración de una hora y se graba en un estudio instalado en la fábrica de cristal que posee el consorcio automovilístico Volkswagen en Dresde. En este sugerente programa Sloterdijk junto a selectos invitados realiza originalísimos análisis estético-fenomenológicos de los espacios humanos o Esferas -como prefiere llamarles-, una indagación de los dispositivos iconográficos de la política de masas, del imaginario del arte, de sus nuevas tecnologías y la ampliación de su concepto y competencias en ámbitos tan diversos como la literatura, la música pop, la mitología, la arquitectura, la medicina magnetopática, la psicología analítica, la mística, expresiones todas, que se sitúan en un cruce entre política y filosofía, para exhibir los forados de una y de otra, en una corrosiva representación del carácter volátil de la sociedades liberales, cuyo estatuto ontológico es un híbrido difícil de precisar, una inflación de las patrias en medio de la ontología de las distancias globales.
Así en uno de los primeros programas se abordo la cuestión del miedo, con la colaboración de dos invitados inteligentes y experimentados en la vivencia del miedo, el alpinista y escritor Reinhold Messner, y el teólogo y ex disidente germano oriental Friedrich Schorlemmer. Temas no ajenos a las preocupaciones de Sloterdijk en obras recientes como Temblores de Aire; en las fuentes del terror.

En su obra Temblores de aire[5] Sloterdijk se interna en las fuentes del terror, corriendo la niebla, buscando luz en el crepúsculo de la inmunidad, Sloterdijk mueve provocadoramente su pensamiento. Este escrito se arma bajo la lógica del pánico como argumento central de la política. Escrito entre la voladura de los rascacielos de Nueva York y el secuestro por un comando checheno de los asistentes al teatro de Moscú. Asalto cuya conclusión -que todavía suscita discusiones en torno a si los gases empleados eran enervantes, anestésicos o una mezcla inodora e incolora de ambos- parece la confirmación empírica de la fantasía profética de Haslinger, citada por Sloterdijk, cuando imagina en Opernhall la ópera de Viena convertida por unos criminales en una gran cámara de gas.
Sloterdijk plantea en Temblores de aire[6] algo acerca de este tipo de espanto cuando estudia detalladamente la originalidad de esta época, al considerar a la práctica del terrorismo, el concepto de diseño productivo y la reflexión en torno al medio ambiente como un tríptico organizador de un estilo de muerte: el modelo atmoterrorista y la guerra del gas. Es desde el medio ambiente, desde la necesidad elemental del respirar que proviene el cambio en los medios de agresión al semejante. Se arrebata la vida arrebatando los medios que permiten vivir, en una comedia económica de la asfixia.
Sloterdijk, uno de los intelectuales convocados recientemente por el canciller Schröder para debatir sobre las consecuencias del nuevo escenario mundial en la era del atmo-terrorismo y las guerras de rehenes, se refirió al binomio miedo y seguridad, en relación con la política exterior estadounidense, que suele presentar Washington bajo la rúbrica “intereses de seguridad”. Destacó el filósofo cómo “vivimos en una sociedad obsesionada por la seguridad”, por las pólizas y las políticas de climatización corriendo el riesgo de perder nuestra libertad. El alpinista Reinhold Messner se refirió al miedo como un elemento clave para el desarrollo del intelecto. “El miedo está al comienzo del intelecto, el miedo de alguna manera hizo al hombre”, señaló Messner, en su intervención. El ex disidente y teólogo Schorlemmer insistió en que el miedo es un instrumento que manejan los regímenes totalitarios para controlar a la población.
Sloterdijk partidario de que el pensamiento no sólo se difunda, sino que se visualice, se presta a esta experiencia única en la televisión europea, debido a que cree que la filosofía se encuentra aislada en ciertos claustros universitarios, en esas especie de sociedades secretas donde el pensamiento se sofoca y hace estéril, por ello ha de buscar espacios en los nuevos medios para conseguir llegar al gran público y así terminar con la ruptura, especialmente profunda en Alemania, entre el saber académico y las preocupaciones del hombre corriente, el ciudadano medio -con sus agobios y perplejidades.

Adolfo Vásquez Rocca PH D.
Agosto de 2007

ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, Teoría del Conocimiento y Pensamiento Contemporáneo. Áreas de Especialización: Antropología y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la PUCV, del Magíster en Etnopsicología, Escuela de Psicología PUCV, Profesor de Antropología y de Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la UNAB. Profesor asociado al Grupo Theoria, Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado. Director de la Revista Observaciones Filosóficas http://www.observacionesfilosoficas.net/. Secretario de Ejecutivo de PHILOSOPHICA, Revista del Instituto de Filosofía de la PUCV http://www.philosophica.ucv.cl/editorial.htm, Editor Asociado de Psikeba —Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales, Buenos Aires— http://www.psikeba.com.ar/, miembro del Consejo Editorial de Escaner Cultural —Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias— http://www.escaner.cl/ y Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo.


Nota: Las ideas aquí expuestas de modo informativo serán desarrolladas en profundidad en el Seminario "PETER SLOTERDIJK; LA ESTÉTICA CONTEMPORÁNEA" 2º Semestre, dictado por el Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca http://www.psikeba.com.ar/obras/AVR/autor.htm en el marco del Programa de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso -Segundo Semestre 2007.

Artículos de Referencia Bibliográfica:
Adolfo Vásquez Rocca [UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAISO - UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID]
[193-200] Peter Sloterdijk; Microesferas íntimas y "úteros fantásticos para masas infantilizadas"
http://www.ucm.es/info/nomadas/15/avrocca_microesferas.pdf

Adolfo Vásquez Rocca [UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAISO - UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID]
[201-214] Sloterdijk y Canetti; El detonante iconográfico y operístico de la política de masas
http://www.ucm.es/info/nomadas/15/avrocca_detonanteiconografico.pdf

Adolfo Vásquez Rocca [UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAISO - UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID]
[000-000] Peter Sloterdijk: Esferas, flujos, sistemas metafísicos de inmunidad y complejidad extrahumana
http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk.pdf
Dr. Adolfo Vásquez Rocca
http://www.psikeba.com.ar/obras/AVR/autor.htm
Universidad Nacional Andrés Bello – UNAB
Universidad Complutense de Madrid
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso http://ar.f348.mail.yahoo.com/ym/Compose?To=adolfovrocca@hotmail.com
[1] SLOTERDIJK, Peter, Hochschule für Gestaltung, Karlsruhe, Alemania. Referencia a la obra de Peter Sloterdijk en Psikeba Temática : http://www.psikeba.com.ar/recursos/autores/sloterdijk.htm
[2] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Peter Sloterdijk;. Esferas, helada cósmica y políticas de climatización”, En Debats, ISSN 0212-0585, Nº 94, 2006, pags. 6-13, Valencia; y Eikasia, Revista de Filosofía, 5 (julio 2006); http://www.revistadefilosofia.com/SLOTERDIJK.pdf
[3] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Peter Sloterdijk; De las 'Normas para el Parque humano' a la biotecnología y el discurso del posthumanismo”, En Opinatio, Barcelona, 2006 http://usuarios.iponet.es/ddt/biotecnologia.htm
[4] El Cuarteto Filosófico, Programa -ZDF-: http://www.zdf.de/ZDFde/inhalt/8/0,1872,1021352,00.html
[5] SLOTERDIJK, Peter, Temblores de aire, en las fuentes del terror, Ed. Pre-Textos, Valencia 2003
[6] SLOTERDIJK, Peter, Temblores de aire, en las fuentes del terror, Ed. Pre-Textos, Valencia 2003

Zona Literaria/Relato- J.R.Wilcock


J.Rodolfo Wilcock*

La vida se haya poblada de hechos inquietantes: noticias, relatos, que pueden pasar inadvertidos pero que logran convertirse en una alegoría de la época en la que son registrados y, por qué no, en una sutil metáfora de ciertos acontecimientos de la vida más reciente. No siempre lo que leemos, por ejemplo en diarios o encuestas, es cierto; y, en muchas ocasiones, reflejan lo que ciertos sectores quieren escuchar.

Artistas rumanos.


Los viajeros cuentan que en Rumania los escritores y demás artesanos del intelecto (incluso el compilador de diccionarios) son pagados sobre la base de una tarifa oficial. Todas las artes son mensurables: por una obra lírica el compositor cobra el doble que por un ballet o por una sinfonía; por una sonata, la mitad de un cuarteto. El valor de la escultura depende de la altura y del número de los personajes representados( el sesenta por ciento más “ por cada personaje adicional”). Un retrato vale el doble de una naturaleza muerta; bajos y altorrelieves se pagan por metro cuadrado.
La historia de la poetisa Maria Banush es un buen ejemplo del comportamiento del gobierno. La Banush había escrito una poesía que comenzaba:

No dejaré, no, de cantar
al rayo, al sol y al amor adolescente...

...parta después afirmar que éstas eran las cosas más bellas del mundo. Inmediatamente fue borrada del Registro de los Poetas; después de algunas semanas fue llamada para presentarse ante la presidencia del Consejo de Ministros para que se retractara. Maria Banush se retractó en estos términos: “Tuve que encontrarme frente a la presidencia del Consejo de Ministros, en medio de estos héroes; tuve que vivir a través de cada uno de mis poros, embeberme plenamente de la belleza y grandiosidad del espectáculo de esos hombres para comprender mi error...”
El error había sido probablemente no haber escrito como el poeta rumano Petre Sascu:

Es domingo; hay mucha gente en el Centro Cultural.
Los campesinos, los que pudieron entrar, escuchan.
El presidente lee las últimas decisiones
Del Comité Central, que acaba de llegar de la capital.


Del libro “Hechos inquietantes” de J.Rodolfo Wilcock. Edit. Sudamericana. Traducción: Guillermo Piro

Juan Rodolfo Wilcock nació en Buenos Aires en 1919. Se recibió de ingeniero civil y vivió un tiempo en Mendoza por su trabajo relacionado con el proyecto del ferrocarril trasandino. Abandonó la ingeniería para dedicarse a la literatura. Fue amigo de Bioy y Borges. En la década del ’50 se fue a Italia cuando su obra poética escrita en español ya era importante(Libro de poemas y canciones, Ensayos de poesía Lírica, Persecución de las musas menores, Los hermosos días, Sexto) En Italia incursionó en todos los géneros literarios: poesía, relatos, novelas y teatro. También se destacó como traductor, tanto al castellano como al italiano. Su obra italiana es muy prolífica. Murió en 1978, en Italia.

Zona Literaria/Cuento- Andrés. F. Valdés


Andrés Fabián Valdés

El cruce


Ningún vehículo viene a lo lejos por la avenida, y aunque el semáforo aún está en rojo, no detengo ni disminuyo mi paso. Imagino que habrá tiempo suficiente para cruzar hacia la otra vereda sin que antes me alcance algún conductor con más prisa que la mía. Apresuro mi andar mientras miro hacia el lado por donde puede aproximarse el tránsito. Titubeo. Un segundo de conciencia me detiene; sé que el hecho de arriesgarse de tal manera es un peligro estúpido; pero confío en mí, soy ágil y veloz. Prosigo más rápido aún y de pronto apenas veo de reojo dos focos alumbrándome desde la distancia. Las luces se intensifican aceleradamente. Miro el semáforo que todavía está en rojo. Empiezo a trotar hacia la vereda. Faltando un par de pasos disminuyo el trote ya recobrando algo de aliento y de seguridad. Escucho una bocina; no para de sonar. De inmediato miro hacia donde percibo el alarmante sonido. Las luces se me vienen encima. Corro conciente que en dos saltos estaré a salvo y al buscar el cordón noto que aún me falta la mitad del trayecto. Las luces se amplían. La bocina no cesa y aumenta. Corro aterrado. Pienso en el hijo de puta que conduce; ¡no frena! Ya me falta un metro. Veo el semáforo en rojo. Las luces me iluminan de lleno. Corro empujado por la desesperación. ¡No alcanzo la vereda! Voy por la mitad. ¡No quiero morir! Las luces me tragan…Ya no logro ver el semáforo.