05 julio 2007

Reseña/ Libros



Miguel Angel Bustos, Prosa (1960-1976), compilación de Emiliano Bustos, Buenos Aires, Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, 2007.[1]

Por Emiliano Bustos

A partir de la publicación de Miguel Angel Bustos, Prosa (1960-1976) puede o podrá hablarse con mayores datos de dos zonas de su literatura: la poesía y el periodismo.
Hasta aquí se puede decir que Miguel Angel Bustos –que nació en 1932 y formó parte de la generación del 60, junto a Gelman, Lamborghini, Pizarnik y Urondo- trascendió por su obra poética, compuesta de cinco libros, publicados entre 1957 y 1970: Cuatro murales (1957), Corazón de piel afuera (1959), Fragmentos fantásticos (1965), Visión de los hijos del mal (1967) y El Himalaya o la moral de los pájaros (1970); y también, aunque más simbólica que materialmente, por su condición de periodista desaparecido. De hecho, su historia está incluida en el libro Los periodistas desaparecidos, inicialmente publicado por la UTPBA (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) en 1986 y republicado por Grupo Editorial Norma doce años después.
En 1998, Libros de Tierra Firme publicó Despedida de los ángeles, una antología preparada por Alberto Szpunberg –compañero generacional de Bustos- que dio parcial cuenta de su poesía editada e inédita. Dicha antología revirtió, cuanto menos en parte, el proceso de desaparición simbólica que se había generado en 1976, a partir de su secuestro y posterior desaparición por un grupo paramilitar.
De todos modos, su poesía circulaba y generaba lecturas diversas aun antes de la publicación del libro mencionado. En 1990 fue incluida en El ’60, Poesía Blindada, antología prologada por Ramón Plaza y compilada por Rubén Chihade; por el mismo tiempo, un grupo de poetas jóvenes de Bahía Blanca, los “mateístas” (hoy cercanos a la revista Vox) realizaba pintadas en las calles de la ciudad, y algunas reproducían poemas de Bustos; asimismo, a mediados de los 90 Diario de Poesía adelantaba textos que luego conformarían la antología. Además, Despedida de los ángeles mereció sendas bibliográficas en Clarín y Página 12, otra de Susana Cella –que además incluye a Bustos en su Diccionario de literatura latinoamericana (El Ateneo, 1998)- en Diario de Poesía, y un ensayo de Ana Porrúa publicado en la revista INTI, en 2001.
Miguel Angel Bustos inició sus colaboraciones periodísticas en 1970 en la revista Panorama, que editaba el Grupo Abril, al que también pertenecía Siete Días, la competencia de Gente. Panorama saca su primer número en 1963, y continúa, en cierto sentido, el modelo renovador iniciado un año antes por Primera Plana. La publicación es mensual hasta el 68, y luego semanal hasta su cierre, en 1975. A fines de los 60, con la desaparición de Primera Plana, muchos periodistas se pasan a Panorama, fenómeno que en cierto modo se iba a repetir cuando, en 1971, se funda La Opinión y varios colaboradores del semanario marchan hacia el nuevo emprendimiento de Jacobo Timerman.
La revista contaba con numerosas secciones; Bustos firmó sus notas en la llamada “Libros”, aunque también redactó otras –muchas sin firma- para “Informe Especial” y “Vida Cotidiana”. Sus artículos firmados no se ceñían únicamente a lo literario, ya que reseñó títulos de historia, antropología y lingüística. Una vasta cultura –como muchos señalaron- le permitía tal amplitud temática; asimismo, una revista de información general como Panorama, centrada básicamente en la actualidad política y económica, ofrecía, sin embargo, una importante cobertura cultural. Cuanto menos hasta 1974 las cosas, en la revista, se dieron de este modo. Los diferentes repliegues del tercer gobierno peronista y los sucesos político-económicos que constituyeron la antesala del golpe, se reflejaron en las páginas del semanario generando una reestructuración importante que, por ejemplo, delimitó la sección “Libros” prácticamente hasta hacerla desaparecer. Bustos firma su última nota en abril de 1974, aunque permanece en el staff hasta marzo del año siguiente. A partir de ese momento comienza sus colaboraciones en La Opinión y El Cronista Comercial, diario en el que firma por última vez una nota –sobre el poeta ruso Sergei Esenin- en enero de 1976. Cabe mencionar que esta, como una anterior sobre Rilke, la firma con el seudónimo Gonzalo Gustioz.
Los 141 artículos reunidos en Miguel Angel Bustos, Prosa (1960-1976) no habían sido recuperados hasta ahora; en este sentido, el libro editado por el Centro Cultural de la Cooperación promueve un valioso redescubrimiento, no sólo de un autor en particular sino de una época. Como señala Daniel Freidemberg en la contratapa del libro: “Una cultura vastísima, una sed de conocimiento y de experiencia estética capaz de sustentarse en obras muy diversas y hasta inconciliables, una inteligencia siempre alerta y una vinculación casi natural y nada mecánica entre la inquietud política y las aventuras del espíritu, a través de una prosa bella y eficaz, dan por resultado un libro de impresionante vigencia y apasionante lectura, que al mismo tiempo permite recorrer algunos de los más candentes núcleos de interés de un momento particularmente intenso de la cultura en este país”.
Lo que observa Freidemberg puede comprobarse en la variedad de autores y figuras trabajados por Bustos: Lautréamont, Hölderlin, Novalis, Fanon, Angela Davis, El Che, la Semana Trágica, la Comuna de París, el estilo literario de Marx, el socialismo chileno en el poder, los grabados de José Guadalupe Posada, etc.
Miguel Angel Bustos, Prosa (1960-1976) reúne, además, textos inéditos, traducciones, ensayos, entrevistas y parte de su correspondencia, así como algunas miradas críticas sobre el autor, entre ellas las de Gelman, Marechal y Pezzoni.

Por Emiliano Bustos


[1] Se incluyeron fragmentos del prólogo.

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